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Elección presidencialFinalmente llego el gran día. El viernes 4 de septiembre fuimos a votar, según las estimaciones de los políticos y los pronósticos de los diarios se pensaba que Allende podía ganar, pero por muy poca diferencia. Los Allendistas estábamos convencidos de que ganaríamos ampliamente, pero yo tenía mis dudas. Aun recordaba la desilusión de la elección anterior. El país elegía un nuevo presidente en un ambiente de enfrentamientos por parte de los tres candidatos. La democracia cristiana y la derecha, ante la posibilidad de que ganara la UP, habían perdido el control y el respeto por las ideas y habían desatado una verdadera campaña de terror en torno a la Revolución Cubana diciendo que se mataría a los curas y que si ganaba Allende a los niños chilenos los iban a mandar Cuba. En nuestra cooperativa y después de muchas horas de discusiones políticas, el ?chico? Crespo con la misma pasión que ponía en el cooperativismo, se había volcado de lleno a la política y militaba en el MAPU, una de las más importantes agrupaciones de la UP. Con el cambio experimentado por Crespo en el barrio se agruparon los vecinos de acuerdo a sus ideas políticas y los distintos bandos se convirtieron en verdaderos enemigos. El más recalcitrante era el ?gordo? Jaime un democristiano que odiaba a los ?Upelientos? como nos decía él a los partidarios de Allende. Recuerdo el día de la elección como si fuese hoy, yendo a votar en un día lleno de tensiones y después todos en sus casas pendientes de la radio y el televisor. Al finalizar el horario de votación empezó un lento recuento de los votos donde las primeras cifras lo daban ganando a Allende por poco margen sobre Alessandri y en un tercer lugar a Tomic. Se repetía lo de 1964 pero al revés, esta vez los demócratas cristiano estaban votando por la derecha para que no ganara Allende. Recuerdo también cómo la televisión mostraba la intranquilidad que había en todas las ciudades de Chile al ver que pasaban las horas y no había información oficial, lo cual nos hacía pensar que efectivamente, estaba ganando Allende. Recién cerca de la medianoche y después de varias postergaciones el Ministerio del Interior anunció oficialmente el resultado de la elección: Allende había conseguido el 37 por ciento de los votos; Alessandri el 33 por ciento y Tomic el veintisiete por ciento. El pueblo Allendista eufórico salió a las calles a celebrar el ajustado triunfo de la Unidad Popular. En todo el país se escuchaba a la gente corear el ?Venceremos?, que había sido la consigna de la campaña. La derecha con miedo porque empezaron a creer en su propia ?campaña del terror? y la Democracia Cristiana no terminaba de lamentar su escandalosa derrota.
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