Stephen
King es uno de los genios de la literatura norteamericana contemporánea.
Muchos apresurados lo emparentan exclusivamente con el terror, por las famosas
novelas que supo darle al género: Carrie, La hora del vampiro,
Cujo, El ciclo del hombre-lobo, Christine, Cementerio
de animales, It... Pero el "maestro del horror" también
escribió thrillers (La zona muerta, Llamas de venganza),
Fantasy (la saga de La torre oscura, Los ojos del dragón)
y obras "realistas" que cualquier crítico podría catalogar
como "serias" (Misery, La larga marcha, Carretera
maldita, la galardonada Corazones en la Atlántida). Justamente,
los llamados "intelectuales" empezaron a prestarle atención
hace veinte años, cuando un director del prestigio de Stanley Kubrick
(1928-1999) logró ponerles los pelos de punta con la versión cinematográfica
de una de las mejores novelas de la literatura fantástica: El resplandor.
Según
el libro de Douglas E. Winter, Stephen King: The Art Of Darkness, la
génesis de The Shining se remonta a fines de setiembre de 1974,
cuando King y su esposa Tabitha pasaban la noche en un viejo hotel de Estes
Park. Ellos eran los únicos huéspedes; al día siguiente
el lugar sería cerrado durante el invierno. Y los obreros del sótano
así llama el amigo Stephen a los oscuros habitantes de su inconsciente
se pusieron a enviarle ideas macabras desde las profundidades. Así, nuestro
autor empezó a mirar con otros ojos al antiguo hotel: a través
de sus solitarios corredores y puertas chirriantes se encontraba la perfecta
premisa para una historia de fantasmas.
King
confiesa que la novela gótica de Shirley Jackson, The Haunting of
Hill House (su segunda versión cinematográfica, La
maldición, dirigida por Jan De Bont, se estrenó en la Argentina
en 1999), fue una influencia clave a la hora de sentarse a escribir El resplandor.
También se sintió amparado por dos de sus cuentos preferidos:
"La máscara de la muerte roja" ("The Masque of
the Red Death"), de Edgar Allan Poe, y "La pradera" ("The
Veldt", incluido en El hombre ilustrado), de Ray Bradbury; en este
relato verdadero anticipo de la realidad virtual, dos chicos
deambulan por una cámara holográfica que realiza sus pensamientos.
Fascinado con la idea desde su adolescencia, King imaginó lo que ocurriría
si las pesadillas de un personaje cobrasen vida propia en un lugar embrujado...
Como
sucede con toda buena historia, el argumento de El resplandor es intenso
y sencillo: Jack Torrance, un ex-alcohólico que ansía escribir
una obra de teatro, consigue un empleo como cuidador del Hotel Overlook, que
cerrará sus puertas en el invierno mientras el personal se toma unas
merecidas vacaciones. Jack, al mudarse allí con su esposa Wendy y su
hijo Danny, encuentra la tranquilidad que necesita para trabajar en su obra.
Sin embargo, no todo es color de rosa; el hotel oculta un historial tenebroso:
una mujer se suicidó en la habitación 217; y el anterior cuidador
asesinó a su familia y luego se reventó las sienes con una pistola.
Además, como ingrediente fundamental de la trama, Danny posee una habilidad
psíquica que Halloran (el cocinero del Overlook) llama El Resplandor.
El chico es capaz de leer los pensamientos de la gente y ver el futuro. Un futuro
aterrador que se avecina en el hotel, en sus tétricos pasillos poblados
de espíritus...
En
la próxima Claqueta nos daremos un paseíto por esos corredores,
de la mano del legendario director Stanley Kubrick (por ahora conténtense
con fotogramas de la peli). Y también diremos algo sobre la segunda versión
de El resplandor, la miniserie de 1997 dirigida por Mick Garris, un experto
en series, que ya había realizado en 1994 una correcta adaptación
de Apocalipsis, quizá la mejor novela de King.