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Por Víctor Coviello
quehaydenuevo@elaleph.com



Cómo leer y por qué
de Harold Bloom
Editorial Norma

3 obreritos

 

Este ensayo intenta, en un lenguaje directo, mostrarnos por qué es imprescindible leer y cómo debemos abordar un texto. Y lo hace comentando brevemente obras clave de la literatura universal. Algo muy rescatable en Bloom —un crítico a veces resistido, polémico— es la pasión inmensa que desborda en sus comentarios. Más que los sabios consejos de un lector veterano, lo que mueve a la lectura es ese sentimiento exultante y reflexivo que se desprende de Cómo leer... Es ese amor incondicional hacia autores eternos y —aquí no se juega mucho— archiconsagrados: Shakespeare, Gogol, Dostoievski, Faulkner, Borges, Cervantes, Chejov, etc. Una perlita: la irreverente —y muy discutible— crítica que le hace a Poe. Bloom alegremente afirma que los cuentos y los poemas de su compatriota están "atrozmente escritos". Poco importa, agrega, que Poe haya sido uno de los precursores del cuento moderno: Chejov, James, Maupassant también lo son, y su prosa es digna de ser leída. Finalmente, desde su propia experiencia, Bloom nos dice, en el epílogo de este libro útil, que la lectura, la buena lectura, nos ayuda a la construcción de nosotros mismos.

 



¡Yo no fui, lo juro!
de Bruno Hébert
Editorial Andrés Bello

4 obreritos

 

León Doré, el protagonista de esta primera novela del canadiense Bruno Hébert, no es un chico cualquiera. Gracias a su extrema sensibilidad —el narrador es él mismo, todo está contado desde su "infantil" punto de vista—, vemos cómo se despliega ante nosotros el abanico de las personalísimas sensaciones de este habitante del Quebec de fines de 1968. Con un estilo que recuerda a Salinger, pero también a Roald Dahl, Hébert hace que nos sumerjamos en las cosas a través de esa mirada inocente pero, ante todo, lúcida. La vida de León empieza a complicarse cuando su madre los abandona a él, a sus hermanos y a su padre. A partir de ahí, el universo de nuestro pequeño héroe se enturbia. La historia cobra gran dimensión cuando el protagonista conoce a una niña de su edad, Clarence. La atmósfera se enrarece y la inocencia empieza a tambalear.

Una recomendable novela hecha de imágenes y giros originales, pero con un desenlace algo apresurado.

 



Puertos lejanos
de Norma Aleandro
Editorial Océano Temas

1 obrerito

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No tiene nada de malo que renombrados actores se atrevan con la literatura. Lauren Bacall, Orson Welles, Pier Paolo Pasolini, Groucho Marx son ejemplos insuperables. Pero estas "sensaciones" —no podría calificarlas de "cuentos"— que Norma Aleandro imprime en Puertos lejanos no son dignas de una actriz de su envergadura. Lejos de rozar siquiera el fenómeno narrativo, estos textos parecen más bien borradores, ideas sueltas para desarrollar a futuro. Habrá quien se interese por ellos, quizá: la vida cotidiana transcurre aquí "amablemente".

En una entrevista reciente (revista lea de noviembre) acerca de este libro, Aleandro comentó dos cosas significativas: primero, que ella nunca corregía, que le daba pereza. Segundo, cuando le preguntaron acerca de los escritores que le gustaban, citó a Faulkner. Pero adivinen qué confesó el escritor americano cuando le pidieron el secreto de su escritura: el autor de El sonido y la furia dijo que la inspiración era una dama que él no conocía y que su clave era trabajar, trabajar y trabajar. En fin...

 

 
  INDICE DE LA SECCIÓN
Cómo leer y porqué
¡Yo no fui, lo juro!
Puertos lejanos
   SECCIONES
¿Qué hay de nuevo, Viejo?
Buscando letras en la telaraña
Galaxia Cthulhu
Alto Vuelo
La Claqueta



 

 

 

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