Una vez que hubimos investigado las condiciones geológicas de la superficie de la montaña, el señor von Eschwcge nos condujo a una galería explotada hacía muchos años y que él había puesto nuevamente en servicio. Conocimos allí una forma de presentarse el oro hasta entonces ignorada por nosotros, a saber, el llamado carvoeira. Esta es una masa pulverizable, áspera al tacto, viscosa, de color verde grisáceo, compuesta de cuarzo de grano fino y mica gris humo, mezclada con mineral de manganeso terroso y probablemente forma entre las divisiones de los esquistos micáceos y los arcillosos, dispuestos debajo de aquellos, un yacimiento de varios metros de grosor. De ordinario, contiene una considerable cantidad de oro y por ello era lavado con particular cuidado por los mineiros que abrieron la galería en el morro. No obstante, dejaron tanto metal en la tierra trabajada por ellos que el señor von Eschwege consideró oportuno lavar el material obtenido al abrir él nuevamente dicha galería. Para este objeto hizo construir un recipiente batidor con movimiento horizontal, accionado por una rueda hidráulica, en el cual el oro debía ser separado de las inclusiones más finas. Sin embargo, más tarde comprobó que esta máquina prestaba un servicio insuficiente dada la imposibilidad de separar el polvo de oro del hierro especular (esmeril), el manganeso, antimonio y arsénico. Tal vez sin amalgamación jamás se obtendría una separación completa. En la actualidad, este método es casi desconocido en Brasil. Asimismo, las deficiencias en la elaboración metalúrgica del metal se deben enteramente al mal estado de las minas desde el punto de vista minero. El mineiro considera haber hecho bastante cuando ha excavado galerías en la montaña sin método alguno (talha aberta) o cavado simples zanjas a lo largo de las vetas y nidos de cuarzo ricos en oro (trabalhar por minas) y deja el posterior manipuleo del mineral obtenido, parte a la fuerza del agua, parte a la destreza del negro que usa el martillo en lugar de quebrantar el mineral con trituradoras y trabaja con la patea en vez de emplear el método de la amalgamación.
Sólo encontramos trituradoras en la mina del padre Freitas en Congonhas de Sabará.
De acuerdo con una severa ley, todo el oro obtenido de esta forma deber ser llevado a la Casa Real de Fundicáo do Ouro donde es fundido. Antiguamente, el oro en polvo circulaba como moneda, pero ya no está permitido y sólo ciertos vendeiros o propietarios de tabernas de la ciudad están autorizados a recibir pequeñas cantidades en reemplazo de dinero, generalmente de los negros, a cambio de aguardiente, y asimismo están obligados a entregarlo enseguida a la fundición. A fin de interiorizarnos sobre el proceso de la fundición del oro, aprovecharnos la autorización concedida por el gobernador y visitamos ese taller de la riqueza subterránea, situado en la planta baja del palacio, donde trabajan dieciocho empleados a sueldo, de los cuales el escriváo contador recibe la remuneración más alta, a saber tres mil cruzados.