https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Estada en Tegucigalpa" de Carl Scherzer (página 3) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Sábado 18 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  (3)  4  5 
 

Tegucigalpa fundada hace unos cuatrocientos años, cuenta actualmente con una población de más de 5.000 almas, cuyo principal medio de vida es la agricultura y el comercio, cuando en realidad, el significado indio de la palabra Tegucigalpa (colina de plata) hace pensar que los aborígenes con su prejuicio respecto a esos menesteres debieran haberse inclinado más bien a la búsqueda de los tesoros metálicos ocultos. Y el estado de esta bella ciudad, su florecimiento y bienestar en medio de la escasez, la miseria y la decadencia es por cierto la mejor prueba de cómo este estado con el reducido número de sus habitantes, sus precarias vías de comunicación y las riquezas más imaginarias que reales de sus minas, podría obtener ventajas mucho más grandes del cultivo de los tesoros de su suelo ubérrimo que del incierto y temerario escarbar el interior de la tierra. Durante nuestra expedición por Honduras en la primavera de 1854, encontrarnos en todo el estado, desde Yuscarán hasta la frontera de El Salvador y Guatemala una miseria indescriptible y una gran escasez de víveres. Ni siquiera la capital Comayagua, situada en un valle muy rico, se libra de tal calamidad, y si bien la plaga de langostas y la devastación causada por los acridios pueden considerarse como una causa concomitante de semejante desastre, lo empeoró en gran medida la abulia y la despreocupación del campesino que siempre trata de la próxima hora sin pensar baja para cubrir las necesidades jamás en ulteriores tiempos magros y mucho menos tomar sus previsiones. En verdad, suena bastante raro oír ponderar la enorme feracidad del suelo y la variada riqueza de la producción de estos países privilegiados de la Naturaleza, y al mismo tiempo las quejas sobre la miseria y más aún la carencia de los productos de primera necesidad más vitales. El lector podría exclamar con pista razón: "¡Qué fertilidad es la de un país, a quien el Norte frío debe proveer de esos productos para que los habitantes no mueran de hambre!" Pero como ya hemos incursionado, la causa de esta calamidad no debe buscarse en las condiciones del suelo, sirio en la indolencia del pueblo, en el triste desorden de su situación política y las plagas nacionales momentáneas. En Tegucigalpa, donde se está más alejado de las zozobras de la guerra se pueden dedicar al cultivo del suelo más energías y, ahinco, las langostas no fueron causa de tan espantosa carestía como en otros lugares del país, y el mal sólo se hizo notar en un insignificante delito de los precios de los alimentos. No obstante, y, a pesar del encarecimiento momentáneo, estos precios eran ampliamente aventajados por los norteamericanos y, europeos.

 
Páginas 1  2  (3)  4  5 
 
 
Consiga Estada en Tegucigalpa de Carl Scherzer en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Estada en Tegucigalpa de Carl Scherzer   Estada en Tegucigalpa
de Carl Scherzer

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com