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La plaza del mercado es, sin discusión, el lugar más bonito e interesante de la ciudad. Se encuentran allí los edificios más imponentes, y reina durante todo el día la mayor animación. jóvenes y ancianos se reúnen allí para efectuar sus compras o cerrar ventas. Al anochecer, la plaza adquiere un aspecto muy particular, cuando las indias en cuclillas iluminan en diversos puntos sus pequeñas quincallerías con teas resinosas para hacer visibles a los transeúntes los comestibles apilados sobre la tierra sumida en la oscuridad (tamales, chocolate y frutas tropicales); cuando las parejas se dejan caer exhaustas sobre las gradas que conducen a la catedral entre cantos y parloteo y en los corredores de los edificios públicos una mezcla de peregrinos despliegan sus kohos en medio de una alegre algarabía. Y para destacar más aún la peculiaridad de este cuadro nocturno, se ve de tiempo en tiempo a las mujeres indias, provistas de sus teas encendidas, caminar a paso vivo hacia sus casas desparramando una luz mágica en medio de la oscuridad de la plaza. |
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Estada en Tegucigalpa
de Carl Scherzer
ediciones elaleph.com
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