Con la carga económica
que en esos momentos su familia atravesaba, Annette tuvo que comenzar a trabajar
en un restaurante popular de clase baja. Su mismo padre la obligaba a
aportar todo el dinero de su trabajo para la casa. El restaurante estaba ubicado
en una colonia humilde, muy conocida, y muy frecuentada los fines de
semana. Era un restaurante muy ordinario, y muchas de sus meseras, hacían
trabajos de cama extras. El lugar estaba repleto en los días de asueto,
cuando el trabajador sediento de diversión, buscaba entretenimiento y
distracción. No era el mejor empleo para Annette, y sus emociones reprimidas la
hacían pensar, que trabajar en ese lugar, era cuestión de bajeza y falta de
dignidad. Aunque deseaba otros tiempos, no era fácil cambiar para ella en esos
momentos. Su padre la violentaba, y siempre terminaba imponiendo sus deseos e
ideas a las tres mujeres de su casa. Cuando llegaba de trabajar del restaurante,
su padre le exigía atenderlo y obedecerlo. Annette le servía la comida en la
mesa, y lo atendía como un siervo atiende a un amo malhumorado y molesto.
Luego, le calentaba el agua para el baño, y le servía la bebida de aguardiente
en vasos de plástico. Esto cuando su padre decidía quedarse en su casa a beber.
También le exigía a Annette que pusiera música en un tocadiscos viejo,
mientras él disfrutaba bebiendo y fumando como chimenea de invierno. Otras
ocasiones, cuando la jornada de trabajo terminaba, su padre se bañaba y se
vestía, para salir corriendo a las cantinas y a las pulquerías. Durante
varias tardes entre semana, mientras el padre de Annette se emborrachaba fuera
de casa, sus víctimas descansaban de sus presiones y amenazas. Esas tardes
sin su padre borracho en casa, cuando Annette se sentía entristecida e
inspirada, escribía frases de consuelo que la mantenían relajada.
Todos sabemos que las
cosas no siempre son fáciles ni inmediatas. La desesperación a veces nos
gana la batalla, desterrando nuestros deseos de felicidad instantánea.
Nuestros deseos se desvanecen con el menor titubeo, y nuestras mejores
intenciones desaparecen como polvo en el viento.