Sin embargo, detrás de él, está otro, el matarife, con
el mazo levantado, No te vuelvas, El mazo, levantado por el forzudo con ambas
manos, está detrás de él, sobre él y luego: bum, se abate. La fuerza muscular de
un hombre fuerte, como una cuña de hierro en la nuca. Y en el momento en que la
maza está todavía abajo, saltan al aire las cuatro patas del animal, el toro, su
pesado cuerpo parece levantar el vuelo. Y luego como si no tuviera piernas, cae
al suelo sordamente el pesado animal, el pesado cuerpo, sobre sus piernas
rígidamente estiradas, se queda un momento así y se derrumba de costado El
verdugo lo rodea por la derecha y por la izquierda le suelta una nueva descarga de
misericordia contra la cabeza, contra las sienes, duerme, ya no te
despertarás.(.)"
El mundo, voluntad y representación queda descrito por
Alfred Döblin
También en las fosas abiertas a los prisionero
siberianos de la II Guerra Mundial, que se les fusila y se remata con las palas
de hierro, que han abierto las fosas comunes, a los agonizantes. En los
cadáveres arrojados al Océano de las guerras sucias Latinoamericanas.
La eficiencia aniquiladora de un proceso de trabajo, los
extremos comparativos del animal y el hombre en la organización de las alegorías
de la muerte. La acción de la voluntad exterminativa puede pasar del sacrificio
del animal al holocausto. Todo será el asalto de la irracionalidad resultante de
la utilización para exterminar a los adversarios políticos o dar concreción a
los delirios paranoicos de la solución final de las víctimas por los verdugos.
Sólo basta con la organización adecuada de medios materiales e ideológicos en un
máximo de la función creciente del deseo de muerte.
Si la memoria de los acontecimientos individuales y
colectivos es volátil, si dentro de la barbarie colectiva, se forma un sedimento
de olvido radical, en las hendiduras de la memoria de los supervivientes de los
genocidios estará la radical deformación de la historia de la barbarie
exterminadora.
Si el genocidio se convierte en la desmemoria trivial de
la cotidianidad, entonces la verdad del martirio humano se convertirá en ritual,
la necesaria desmemoria para la repetición de la organización industrial del
exterminio de los adversarios.