La mercadotecnia está presente en las campañas electorales, los partidos
políticos, en las obras de gobierno, en el mercado, en las universidades, en las
calles, en los eventos sociales, en fin, en toda la capilaridad de la sociedad,
desnaturalizando procesos, despolitizando la realidad social y de paso
desmentaliza a la sociedad, a fin de que lo político sea un objeto poco
atractivo y el mercado la mejor opción que brinda bienestar.
En esa ruta del mercado han transitado no sólo los gobiernos, sino el crimen
organizado, la delincuencia se conduce bajo las reglas del mercado y entra a ser
parte del mismo, de ahí que ante la desestructuración del Estado, la renuncia
expresa de sus facultades para ejercerle monopolio de la violencia, la desresponsabilidad
social que asumió sin pudor alguno, dejó al mercado el camino expedito para que
hiciese lo que hoy observamos impávidos.
Hoy día, el narcotráfico lava sus ganancias en los bancos, presta sus
sicarios para cumplir órdenes de empresarios para eliminar lideres y activistas
políticos; el paramilitarismo es parte consubstancial de los ejércitos
nacionales quienes lucran con el crimen organizado diseminado en tráfico de
órganos, tráfico de personas, pornografía infantil, venta de armas, traslado de
estupefacientes y contrabando de mercancías; todo ello queda regularizado al
entrar al mercado, rey todopoderoso del neoliberalismo.
Las tasas altas de criminalidad y homicidios dolosos no es culpa de los
pobres ni de las poblaciones marginadas, es producto de los crímenes de cuerpos
de seguridad privada, desaseo en los operativos militares, persecución política
y toda una guerra de baja intensidad contra la ciudadanía, que no desapareció en
los años setenta y ochenta, sino que hoy aun existe, ataviado con mayor
tecnología y pertrechado en el mercado.
6/ Los medios de
comunicación, fábrica de mundos inexistentes que brotan por
todos los canales de radio, televisión y letras con imágenes impresas, se han
convertido en el dispositivo ideológico y de poder más efectivo para adormecer a
la sociedad y en otros casos, para desvirtuar lo que acontece en la realidad
social.
Medios que lucran inmisericorde con el dolor, la venganza, con la muerte y
hasta con la vida privada de las personas. Se comportan como jueces en los
asuntos políticos, censuran, señalan y excluyen a todo aquel que no milita con
el mercado; desdeñan al pobre, al no consumidor, al que protesta por exigir sus
garantías individuales; cercenan las opiniones discordantes, cierran sus canales
cuando el discurso de la defensa del Estado aparece y exige comportamiento ético
y responsabilidad a los medios ante la sociedad.
La fabrica de la desmentalización en los jóvenes y las mujeres han afinado
sus cuerdas, actúa con sigilo, prepara sus productos y los dirige a dos sujetos
vitales para la reproducción social de nuestros pueblos: mujeres y jóvenes son
dos segmentos transversales que están presentes en todo el cuerpo de la
sociedad, no hay un hogar que no cuente con esos dos actores, de ahí que
atacándolos, ofreciéndoles productos a ellos desarticula todo intento
anti-mercado, los somete y los pone a jugar bajo las mismas reglas del
mercado.
Telenovelas con argumentos irreales, consumo desmedido, hedonismo como parte
de la "Vida Light", desapasionamiento por la política, desinterés por el otro,
el consumo como vía para obtener estatus, desacreditación de las universidades
públicas, apología a las carreras cortas y ligadas al mercado y la
superproducción de la imagen como opción para simplificar el discurso y
arrinconarnos al mundo de las sociedades autistas, es el papel que han
desempeñado los medios y lo seguirán haciendo hasta que se lo sigamos
permitiendo.