El Señor atribuye
a esta iglesia muchas obras meritorias, que para nosotros constituyen metas
loables y de gran importancia, sin embargo, para Cristo, estas cosas carecían de
valor ya que habían dejado de lado el fundamento más importante de todo obra: el
primer amor. Si no tenemos y vivimos este "primer amor", nuestras obras no
tendrán valor. Este primer amor se refiere al que debe ocupar el primer
lugar en nuestra vida. Este primer amor es el mayor PORQUE de la vida. Si no
tenemos este PORQUE, nada de lo que hagamos tendrá sentido, como lo afirma
Pablo
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera profecía, y entendiera
todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera
que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiera todos mis
bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el
amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta.
1 Corintios
13:1-7 (RV95)
El
mismo Señor Jesucristo declara que es lo más importante que debemos
cumplir.
Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos
es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás pues al Señor tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus
fuerzas; este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante á él:
Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31
(RVA)