Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo,
el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en
Cristo: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; Habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su
voluntad, Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos
en el Amado: Efesios 1:3-6 (RVA)
El
propósito eterno de Dios es hacer a Su Hijo preeminente sobre toda la creación,
de manera que todo pueda manifestarle a Él como Señor y Dios, estableciendo la
universalidad y centralismo de Cristo en todas las cosas, su dominio y su
plenitud. Y el hombre corporativo, la iglesia, ha sido llamado por el
Creador a consumar ese propósito en la tierra.
Este es tu llamado, mi llamado. Nuestro destino
descansa en la consumación del eterno propósito de Dios.