Pablo consideraba
que cuantas cosas para él habían sido importantes, o trascendentes, eran
desechables en comparación con el conocimiento de Cristo. Nos dice que
existe un "supremo llamamiento", es decir, un llamado o vocación que es
por sobre todos los demás, por el cual vale la pena perderlo todo. Su actitud
hacia la vida había cambiado radicalmente debido a este propósito y supremo
llamamiento; de ser celoso cumplidor de la ley y perseguidor de la iglesia de
Cristo, a hacer solo una cosa: olvidar lo que quedaba atrás para proseguir a la
meta, al premio de ese supremo llamamiento. ¿Qué fue lo que comprendió éste
hombre que pudo desechar toda una vida de
éxito ministerial y promisorio futuro como un grande en Israel? ¿Qué fue lo que
produjo tal cambio en su corazón? ¿Qué sucedió en él que le permite realizar
ésta profunda declaración de vida?
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya
yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí. Gálatas 2:20
(RVA)
Pero para llegar a las respuestas hay que empezar al porque, al motivo
que llevó al apóstol a entregar su vida a este llamamiento divino.
ESCRIBE al ángel de la iglesia en EFESO: El que tiene las siete estrellas
en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas
cosas: Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los
malos, y has probado á los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has
hallado mentirosos; Y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por
mi nombre, y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer
amor. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras
obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no
te hubieres arrepentido.
Apocalipsis
2:1-5 (RVA)