-Dos millones... no dejan de ser una bonita suma -repuso
Morcef.
-Es el capital social de un teatro de boulevard o del
ferrocarril del Jardín Botánico en la Rapée.
-Dejadle hablar, Morcef -repuso Debray- y casaos. Es lo mejor
que podéis hacer.
-Sí, sí, creo que tenéis razón, Luciano -respondió tristemente
Alberto.
-Y además, todo millonario es noble como un bastardo, es decir,
puede llegar a serlo.
-¡Callad! No digáis eso, Debray -replicó Beauchamp riendo-,
porque ahí tenéis a Chateau Renaud, que, para curaros de vuestra manía, os
introducirá por el cuerpo la espada de Renaud de Montauban,su antepasado.