https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Ella" de H. Rider Haggard (página 7) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Jueves 02 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  5  6  (7) 
 

Sonrióse y se marchó murmurando:

-¡Recuerda recuerda!...

Al verme al fin solo, dejéme caer en un sillón, preguntándome si había soñado. Esta suposición, desde luego, era impertinente y la abandonó, para pensar si el pobre Vincey habría estado bebiendo aquella tarde. Sabía que él estaba bastante enfermo hacía tiempo, pero era imposible que tuviese la noción de que esa misma noche moriría

A estar tan próxima su muerte, no hubiera podido andar, y menos cargando un arca de hierro tan pesada. Reflexionando más aún, concluí en que toda su historia era absolutamente increíble. Por entonces no había vivido yo lo bastante aún para saber, como luego he sabido, que en este mundo suceden muchas cosas rechazadas coma inverosímiles desde luego, por el sentido común de los hombres adocenados. Esta convicción la he adquirido desde hace muy poco. Entonces yo pensaba así: ¿Es probable que un hombre tenga un hijo de cinco años de edad, al que no haya visto más que una sola vez cuando acabó de nacer? No. ¿Es probable que pueda trazar su genealogía desde tres siglos antes de Jesucristo, y que así, tan de repente, confíe la tutoría y curatela de su hijo con la mitad de su gran fortuna a un camarada de la Universidad?... De seguro que no. ¿Es probable, además, que pueda nadie, predecir el momento de su muerte propia con tanta certeza?... Tampoco. Vincey, esto era claro, había bebido o se había vuelto loco... Pero después de todo ¿qué pensar de cierto?.. ¿qué estaría guardado en aquella misteriosa arca de hierro?

Confuso y desorientado estaba Al fin, no pude aguantar más y decidí consultarlo, durmiendo, con la almohada. Tomé las llaves y la carta que me había dejado Vincey sobre la mesa y lo guardó todo en mi escritorio portátil; el arca la metí en un saco de viaje, y yo me colé entre mis sábanas, quedándome dormido al punto.

Cuando me despertaron, parecíame que no había estado durmiendo más que unos cuantos mi mitos. Incorporéme en la cama me restregué los ojos; era día ya bien claro, las ocho de la mañana por cierto.

-Y bien John, ¿qué se le ofrece a usted? -preguntéle al fámulo que nos servía a Vincey y a mí. -Tiene usted la cara de quien ha visto un muerto...

-¡Pues sí, señor, lo he visto! -respondió el muchacho. -He ido como de costumbre a llamar a Mr. Vincey y allí está él en su cama todo tieso y muerto...

 
Páginas 1  2  3  4  5  6  (7) 
 
 
Consiga Ella de H. Rider Haggard en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Ella de H. Rider Haggard   Ella
de H. Rider Haggard

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com