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-¿Y suponiendo que yo muriese? -pregunté.

-Entonces el niño caerá bajo la curatela de la Cancillería y será de él lo que Dios quiera. Ten únicamente cuidado de que en tu testamento pase a él el arca de hierro, ¡Pero, Holly, no me rehúses!.. Créeme tu interés está en ello... Tú no sirves para mezclarte en el mundo, que no haría más que amargarte la existencia Dentro de algunas semanas serás profesor de tu colegio y la renta que por ello obtendrás unida a lo que, yo, te dejo, te permitirá llevar una vida cómoda dedicada al estudio y alternada con el sport viril a que eres tan aficionado... ¿Ves cómo te conviene?

Detúvose mirándome con ansiedad... Yo vacilaba aún. Me parecía tan raro el compromiso...

-¡Hazlo por mí, Holly!... Hemos sido buenos amigos, y ya no tengo tiempo para arreglar las cosas de otro modo...

-Pues bien -dije, -haré lo que deseas, coja tal de que en este papel no haya nada que me obligue a cambiar de determinación; -y puse la mano sobre la carta que había puesto en la mesa junto a las llaves.

-¡Gracias, Holly, gracias! Nada hay en el papel que te pueda hacer variar. Júrame por Dios, que serás un padre para el niño, y que cumplirás fielmente mis encargos.

-¡Lo juro!.. -contestó solemnemente.

-¡Bien está!... Recuerda que quizá algún día te pediré cuenta de tus juramentos, porque aunque yo muera y sea olvidado, seguiré existiendo... ¡La muerte! ¡Ay, Holly! no hay tal cosa.. no se verifica en nosotros por ella más que un cambio, como lo verás algún día probablemente... Y aun creo que ese cambio pudiera posponerse indefinidamente en ciertas condiciones...

Vióse de nuevo atacado por uno de sus accesos de tos. Cuando le hubo pasado, agregó:

-Debo marcharme ya Tienes en tu poder el arca y entre mis papeles se encontrará mi testamento, en cuya virtud te entregarán al niño. La remuneración es buena Holly, y yo sé que eres hombre honrado... Mas ¡por el Cielo! que si faltas, a tu palabra yo te pediré cuenta de ello...

No contesté nada: sentíame demasiado confuso para ello. Se levantó, tomó el candelero y se miró el rostro en el espejo. Su rostro habría sido antes bien hermoso, sin duda pero la enfermedad lo demacraba mucho...

-¡Pasto para los gusanos! -exclamó. -Es curioso pensar que dentro de algunas horas yaceré tieso y helado... rendida mi jornada y mi pequeño drama concluido... ¡Ay dé mí, Holly! la vida humana no vale la pena si no se ama.. Esta es mi experiencia al menos. ¡Pero la vida de mi hijo valdrá más que la mía si es que él tiene fe!.. ¡Adiós, amigo mío! -y en un súbito rapto de ternura me abrazó y besó en la frente, y se dispuso a salir.

-Atiende Vincey -le dije, -si te sientes malo deberías dejar que, fuese a buscar al médico.

-¡No, no! -replicó con energía -prométeme que no irás por él... Voy a morir, y quiero que sea solitariamente; como una rata envenenada Holly.

-No pasará nada de eso, amigo mío.

 
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