-No, sabía quién llamaba -contesté, res un visitador rezagado.
-Cierto que sí; mas en verdad te digo que, esta será mi última visita -me dijo, tratando de sonreír. -¡Ya estoy roto, Holly, roto, del todo! Paréceme que no veré el día de mañana..
-Déjate de tonterías -exclamé. -Aguarda un poco, que voy por el médico.
Detúvome con vivo o imperioso ademán y agregó:
-Tu consejo es prudente, pero no quiero médicos. He estudiado medicina y sé bien lo que me pasa. Los médicos no pueden salvarme: ya ha llegado mi hora.. Hace un año, que estoy viviendo de milagro... Escúchame ahora como no has escuchado a nadie antes porque no podrás hacer que te repita mis palabras... Durante dos años hemos sido buenos amigos... Holly, vamos a ver... ¿qué sabes tú de mí?
-Sé que eres rico, que has tenido el capricho de venir a la Universidad mucho después de haber cumplido la edad en que la mayoría la deja..
Sé también que has sido casado y que murió tu esposa.. y finalmente, que eres el mejor, el único amigo quizá que tengo...
--¿Sabías tú que tengo un hijo?
-No.
-Pues ahora lo sabes. Tiene cinco años de edad. -Me costó la vida de su madre, y por esto no he podido todavía mirarlo a derechas... Holly, si quieres aceptar el cargo, te dejará de único tutor del niño.
Di un gran salto en la silla y exclamé:
-¿A mí?