En el recorrido por el proceso organizativo de los pueblos indígenas, representados por sus líderes en las distintas Cumbres, pude observar que aunque se han convertido en actores fundamentales en el escenario nacional y continental, han entablado alianzas con otros actores sociales y logrado avances en el reconocimiento de sus derechos colectivos, la experiencia de algunos movimientos en espacios de poder, así como la participación de los líderes en proyectos y organizaciones apoyadas por gobiernos, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, han generado divisionismo y fragmentación, lo que los ha debilitado.
Igualmente, la participación de dirigentes en puestos de representación, los ha separado de las bases y algunos de ellos han terminado sometidos a los dictados del sistema político dominante, o "devorados por el vientre del sistema", como señala Luis Macas, líder de la CONAIE en Ecuador, al referirse a los riesgos que corren los líderes indígenas al participar en espacios políticos. También observamos que algunos líderes de organizaciones, caen en actitudes individualistas o son presa de la corrupción, al ser beneficiados económicamente, lo que ha fragmentado y debilitado organizaciones como la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica (COICA), donde se mueven muchos recursos e intereses de gobiernos, trasnacionales y organismos internacionales, que le apuestan al debilitamiento de las organizaciones indígenas para poder llevar a cabo sus proyectos.
En el plano continental, pudimos observar las dificultades que tienen los líderes de organizaciones indígenas, para participar en Encuentros internacionales, por lo que la mayoría dependen de recursos externos para desplazarse de sus lugares de origen. La situación anterior, propicia que muchos de ellos no puedan reunirse de manera constante, pero también que en algunos casos busquen ser utilizados por gobiernos para sus propios fines, como fue el caso de Canadá, que con la intermediación de líderes indígenas de su país, intentó cooptar a algunos dirigentes latinoamericanos para que se pronunciaran a favor del Tratado de Libre Comercio, ya que los pueblos indígenas fueron los principales opositores a la presencia de trasnacionales en sus territorios y han encabezado, sobre todo en el área andina, las movilizaciones contra el TLC y contra el modelo neoliberal, dentro de la Alianza Social Continental. Pero, por otro lado, están los dirigentes indígenas que buscan apoyos de organismos que no los comprometan a ceder en sus posiciones y demandas, sino que acompañen solidariamente sus movimientos. Estas son algunas de las contradicciones de los movimientos indígenas, ya que aunque una de sus principales demandas es la autonomía, dependen de recursos externos para organizarse y potenciar sus organizaciones, así como para el desarrollo de sus comunidades. El zapatismo ha sido un ejemplo de búsqueda de autonomía con el proyecto de Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno en el Estado de Chiapas, pero también ha tenido el apoyo de organismos internacionales y de jóvenes solidarios, que han contribuido con recursos económicos y han ayudado a distribuir sus productos en varios países. Los apoyos de la sociedad civil les han posibilitado no depender del gobierno y no comprometerse ante el Estado, quien hizo oídos sordos a la demanda de reformas constitucionales hecha por el EZLN en el año 2001, para que fueran reconocidos sus derechos colectivos.
