- Lo seré, Natalis: comprendo que tienes razón.
¡Sí, me contendré; no se verá nada por fuera!
¡Pero en mi interior ¡....
- Por dentro llora, Irma; pues la verdad es que todo esto es
bien triste; pero cállate: esta es la consigna.
Después de la cena, durante la cual yo hable
desatinadamente, a fin de llamar la atención sobre mí y ayudar
así a mi hermana, M. y Mlle. de Lauranay permanecieron en su
habitación, conforme yo lo había previsto. De todos modos,
así era mejor. Después de una visita que hice a la cuadra,
volví a reunirme con ellos, y los invité a acostarse temprano.
Yo deseaba salir a eso de las cinco de la mañana, pues
teníamos que hacer una jornada, si no muy larga, al menos muy fatigosa, a
través de un país montuoso.
Todos nos metimos en la cama. Por lo quo a mi hace, puedo
asegurar que dormí bastante mil. Todos los sucesos de aquellos
días desfilaron por mi cabeza. Aquella confianza qué yo
tenía cuando se trataba de animar el decaído espíritu de mi
hermana, parecía que se me escapaba entonces. Las cosas se iban poniendo
mal. Juan Keller había sido cogido, entregado.... ¿No es
así como se razona entre sueños?
A las cinco ya estaba levantado. Desperté a todo el
mundo, y fui a hacer enganchar. Tenía prisa por salir de Gotha.
A las seis, cada uno ocupó su sitio en la berlina;
cogí las riendas de mis caballos, que habían reposado bien y los
hice marchar a buen paso durante una tirada de cinco leguas. Habíamos
llegado ya a las primeras montañas de la Thuringia.