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Ésta es la política de
España respecto a su interior, ¿qué diremos respecto a sus
aliados? La piedra de escándalo ha sido el comercio libre. Si se abre el
comercio en las Américas, perecen los comerciantes de Cádiz. Si no
se abre perece la España, porque se ponen en revolución las Américas. Si se abre el comercio se enriquecerán los ingleses. También se enriquecerán los americanos, y unos y otros son los que sostienen la causa de España. España no tiene medios de hacer el comercio, y querer que no lo hagan otros es ser verdaderamente el perro del hortelano. En una palabra como la verdadera política consiste en observar de tal modo las circunstancias que con una sola medida o paso se consigan muchos, y buenos efectos, los políticos españoles parece que han estudiado cómo con una determinación sola podrían causar muchos y malos. La Resistencia a las pretensiones de América ha empobrecido el erario de España, ha sujetado las Cortes a la Junta de Cádiz, ha causado y causa devastación en las provincias ultramarinas, y está excitando sospecha en los ingleses aliados. ¿Lo puede dudar nadie? Pues, ¿qué son ciegos, o bobos? ¿Piensan que se han de embaucar con la estatua decretada por las Cortes? La verdadera gratitud es más ingenua. ¿Están agradecidos a la nación inglesa? Pues saltando está a los ojos la prueba de gratitud que deben darle. Seamos hermanos: nuestra industria, y la vuestra sea considerada como una misma. Entrad en nuestra casa, comerciad con nuestras posesiones, y no haya emulación para con hombres a quienes debemos nuestra existencia. Esto aparecería siempre noble, aún cuando fuera en realidad hacer de la necesidad virtud: hubiera evitado las revoluciones, y asegurado al gobierno, y la nación inglesa, que los españoles no son sus aliados sólo porque no pueden dejar de serlo. ¿Por qué no dar con buena gracia lo que tienen que ceder por necesidad y gruñendo? El otro gran defecto de conducta es la
absoluta falta de atención a la mejora del ejército
español. Esto clama verdaderamente al cielo. Apenas cabe en cerebro
humano la idea de ponerse a disputar y controvertir cómo y con quién se ha de casar Fernando cuando está a la vista de las Cortes un ejército desorganizado, incapaz de hacer nada en favor de la causa, y que, por falta de disciplina, es la burla de los enemigos. Esto es lo que un amigo mío que ha estado largo tiempo en España, nota con bastante agudeza, en el carácter general que han mostrado sus gobiernos. No hay que hablarles, dice, de la cuerda que tienen al cuello; aunque están llenos de recelos del cáñamo que apunta en el campo. ¿Qué han hecho las Cortes, qué han adelantado en este importantísimo, y puede decirse, único punto que clama por su atención? ¿Qué general ha sufrido un examen público de su conducta después de las vergonzosas entregas y sorpresas que se han visto? ¿Se ha extinguido ya en España la antigua y propagada secta de defraudadores de caudales públicos? ¿Se han convertido de repente a mejor vida todos los proveedores, asentistas y los empleados que revisan sus cuentas? Algún milagro de esta clase debe haber sucedido; porque desde que hay Cortes no se ha visto que se dé ni un paso hacia la reforma de este corrompidísimo ramo; cuya corrupción es en gran parte el origen primitivo de la inutilidad de los ejércitos españoles. |
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