Ahora bien, la estrategia de fracturar a la sociedad, de insularizarla y
dejarla como archipiélago humano desde la política que trata de imponer el nuevo
Estado Policial en América Latina no es tan descabellada, porque puede rendirle
frutos tempranos a los apetitos de los empresarios y políticos sometidos al gran
capital. Si el aislamiento prolongado conlleva a la perdida concomitante de
seguridad personal y reducción de las capacidades afectivas, entonces provoca en
la sociedad la sensación de autismo social, nadie se interesa por el otro y
afloran las estrategias de sobrevivencia personales o individuales, alejándose
de toda posibilidad de ejecutar alguna acción colectiva; lo otro que puede
sumarse es el atrofiamiento de las capacidades de concentración, memoria y
vigilancia.
Lo reseñado puede derivar en disturbios mentales y/o psicológicos que
incrementen los suicidios o, por otro lado, que el confinamiento atrofie la
fortaleza cognitiva y lo deje sin posibilidad de enfrentar situaciones complejas
de emergencia, pierda habilidades para resolver problemas de la vida cotidiana y
se aleje de buscar innovaciones o alternativas en la resolución de
circunstancias adversas en su vida.
Con el miedo los gobiernos de derecha y el depredador neoliberalismo tienen
la intención de redireccionar la mirada y las vidas de los seres humanos,
principalmente los desposeídos, hacia un solo sentido, donde el camino sea
irreversible y no haya la oportunidad de ser re-pensado porque ya está trazado y
no hay alternativa paralela.
Inculcan en las subjetividades la inexistencia del futuro, porque este está
ligado a la duración de la vida y no trasciende después de la muerte en el
individuo, de ahí que el presente se perpetúa en la agonía, se prolonga en las
necesidades y se contrae al pensarlo. Es una estrategia para que el presente sea
encapsulado y el futuro corto e insignificante.
Por lo anterior, la plataforma de lanzamiento de los miedos es el frente
ideológico que construye escenarios de riesgos insertados en la subjetividad de
los colectivos, dibujado en la mente de los sectores excluidos y explotados con
el significado que tienen para ellos la represión, los secuestros, las
desapariciones o asesinatos realizados por sicarios paramilitares, que en su
conjunto se han convertido en el arma eficaz para ausentar muchas protestas de
las calles.
La arquitectura del miedo tiene distintos componentes, algunos son de
carácter ideológico, psicológicos, culturales, militares, políticos, religiosos
e instrumentales, todos ellos están contemplados en el libro que prologamos.
Flabian Nievas y Pablo Bonavena inician el recorrido a partir de definir el
miedo en su explicites biológica y su concepción dentro de lo social y lo
político bajo el paraguas de la guerra y las aseveraciones de la fuerza moral
correlativas a los involucrados y las estrategias en busca de contener y/o
suprimir el miedo en el campo poblacional propio y acrecentarlo en el enemigo,
además de plantear las políticas impulsoras de mecanismos psicológicos de
contención social.