En ese viaje volví a encontrar a un
viejo conocido del Limay de feliz memoria, el práctico Robert Abel, hijo de un ganadero alemán establecido en la Patagonia desde 1855. Se encontraba a bordo con su familia y estaba al mando del barco. El maquinista D. Fischer, asimismo de origen alemán o austríaco, era un oficial muy amable, como lo son en general todos los oficiales de la, marina argentina, que se distinguen por su comportamiento intachable. El comandante del "Ynacayal", teniente de navío Contal estaba de licencia y había permanecido en el "Libertad".
La tripulación, dieciocho hombres en total, estaba integrada por conscriptos, muchachos simpáticos y, tranquilos que realizaban sus tareas silenciosamente y con calma dando muestras de gran destreza y vigor sobre todo al fondear, trepar a los palos, cargar y descargar.
El itinerario tenía previstas las
siguientes escalas dotadas de estaciones postales: Potrero Cerrado, San Javier, China Muerta, Pringles, Primera y Segunda Angostura, Travesía del Turco, Conesa y aguas arriba Rincón del Palo, Caitaco, Castre, Negro Muerto, Chafiares Altos, Traga-Tragua y Choele-Choel. Una o dos veces al año, cuando hay creciente, la navegación se continúa hasta Confluencia y entonces se agregan las siguientes escalas: Chimpay, Chelforo, Santa Flora y Roca. No obstante, el barco se detiene junto a cualquier rancho de la orilla para recibir pasajeros y carga. Hasta llegar a Conesa atracamos por lo menos seis veces por día, lo cual no originó ninguna demora. ¡Un tranvía en la verdadera acepción de la palabra!