Prólogo
La suave luz vespertina ha
caído, y el monstruo sale de mi interior.
Se disfraza entre mis
recuerdos, y se hace esperar ante miradas distraídas.
Oculto entre las sombras me
refugio de mi fracaso, ahora comprendo cuál fue mi error.
Pasa desapercibido sin llamar
la atención, y espera el cruel momento, un momento para desahogarse, un momento
para mentir:
mis ojos se vuelven rojos,
mi piel pálida como la
luna,
mi furor calla entre multitudes,
mi sed de sangre rompe mi
pensamiento,
mi ropa se desgarra,
mi alma vacía mi cuerpo,
mi corazón
sufre,
mi eterno dolor nunca desaparece,
mis lágrimas
caen.
Ya nada puedo hacer por
evitarlo, estoy solo en este maldito mundo donde todos son mis enemigos... he de
resistir, he de luchar... contra ellos, contra mí, contra aquellos espejos, que
reflejan la verdad, pero creo que mi futuro ya está escrito, mi destino es
inevitable, el monstruo ha de morir, el monstruo ha de escapar de garras
asesinas, que lo culpan, que lo condenan. Tan solo una mirada... tan solo una
palabra, un pensamiento, un deseo,
una caricia...