Un enigma epistemológico fundamental
El famoso físico Albert Einstein, conocido por su Teoría de la Relatividad,
se preguntaba por qué la Matemática es adecuada para describir las leyes de la
Naturaleza (14). Siendo la Matemática una disciplina totalmente abstracta,
alejada del flujo de nuestra experiencia, Einstein buscaba comprender por qué
motivo parecía funcionar tan bien a la hora de dar cuenta de las regularidades
observables en los procesos que forman lo que llamamos Naturaleza. Lo que el
famoso físico no consideró relevante para el tema en cuestión es que, por algún
motivo, no siempre ni universalmente existió dicha convicción.
Salvo dentro de la escuela pitagórico-platónica, que había sostenido el
carácter matemático de las leyes naturales, los antiguos desconfiaban de la
capacidad de la ciencia más abstracta para explicar otra cosa que no fueran las
relaciones espaciales de objetos rígidos ideales, tal como las expuso
sistemáticamente la obra Los Elementos de Euclides (31).
Para Aristóteles, por ejemplo, la Geometría no podía ser aplicada
directamente a la descripción de los movimientos de los cuerpos, sobre todo en
el ámbito terrestre (o ?sublunar?, como él solía decir). Es verdad que aceptó
las esferas del matemático Eudoxo como medios para la descripción del movimiento
de los planetas, incluyendo su retrogradación aparente. Pero esta descripción le
parecía sólo una aproximación matemática que debía completarse adecuadamente
para que diera cuenta del material del cual estaban hechas las esferas celestes,
y del modo concreto en que, en dichas esferas, se encastraban las objetos
luminosos a los que hacían moverse alrededor de la Tierra. Mientras Eudoxo
trataba el movimiento aparente de los astros cada uno por separado, Aristóteles
agregó esferas para lograr componer una visión total de sus movimientos en un
sistema coherente, y llegó a determinar que las esferas debían ser cincuenta y
seis, un número considerable para una astronomía que sólo aceptaba la existencia
de siete planetas, más la esfera de las estrellas fijas (24).