Fue recién en el siglo XVII, a partir de Galileo Galilei y de René Descartes,
que se generalizó, entre los primeros físicos modernos, la convicción de que la
Naturaleza está ?escrita en caracteres matemáticos?. Desde entonces, la Física
ha ido acumulando y modificando modelos matemáticos acerca de la materia y el
movimiento, sin poner jamás en duda esa convicción. Sólo durante los períodos de
crisis de los fundamentos, algunos físicos como Einstein se han preguntado ?por
qué esta idea funciona tan bien?, aunque sin poner en duda, en el fondo, que el
enunciado de Galileo es verdadero (en el sentido más estricto de la palabra
?verdad?).
Entre los filósofos que han abordado las relaciones entre la abstracción
matemática y los fenómenos de los que esa abstracción intenta ?dar cuenta?, tal
vez el más explícito ha sido Edmund Husserl, el creador de la Fenomenología (20,
35). Para él, la Matemática es aplicable a la experiencia porque procede de
ella, y, a pesar de todas las apariencias, sigue ligada a ella. Lejos de aceptar
una visión puramente formalista de la Matemática, que la reduciría a una
transformación de unos signos en otros signos siguiendo ciertas reglas, para
Husserl esta disciplina muestra, en el manejo de sus conceptos, la huella de su
origen empírico como ?medida de la Tierra? (Geo-metría).
Por otra parte, para Husserl, la convicción galileana de que tras cada
característica sensible cualitativa, como ser un color, se esconde una
característica puramente cuantitativa, como una longitud de onda, es una clara
deformación de ?los datos inmediatos de nuestra experiencia?. Cuando vemos algo
rojo y algo verde, vemos dos cosas radicalmente diferentes, y no dos ejemplares
de una escala continua (o discontinua) de ondas de longitudes y frecuencias
mayores o menores. ¿Por qué, entonces, el proyecto moderno de una Física
Matemática ha sido y sigue siendo universalmente aceptado por los miembros de la
comunidad científica? La respuesta de Husserl es simple: porque funciona. Esa es
la conclusión a la que el filósofo llegó en su obra La crisis de las ciencias
europeas. Pero, ¿por qué ese proyecto funciona? Eso es algo que Husserl ni
siquiera intentó explicar.
La Fenomenología no tiene hoy en día mucha prensa en el ámbito filosófico, y
puede parecer innecesario mencionarla al abordar un problema epistemológico como
el planteado por Einstein. Sin embargo, de ella han derivado algunas ideas que,
sin ser exactamente ?epistemológicas?, se ocupan de la ciencia y tienen peso en
los debates actuales acerca de la Modernidad y de sus proyectos (no sólo en el
ámbito científico, sino también en el tecnológico, el político y hasta el
metafísico).