Katherine Mansfield (Kathleen Beauchamp, luego Katherine Middleton Murry) nació en Wellington, Nueva Zelandia, el 14 de octubre de 1888. Era la tercera de una familia de cinco hijos. Los Beauchamp habían estado en Australia y Nueva Zelandia por tres generaciones. La mayor parte de su niñez la pasó en un pueblecito llamado Karori, a unos pocos kiómetros de Wellington, donde la escuela local era la única que había y donde debió compartir la educación que allí se daba con el niño del lechero y las hijas de la lavandera (ver "La casa de la muñeca"). Ella ha dejado registrado el dato de que le aceptaron su primer cuento ala edad de nueve años -recuerdo que decía que se lo publicaron en una revista llamada The Lone Hand- y que a la misma edad obtuvo su primer premio por una composición en la escuela del pueblecito, cuyo tema era "Un viaje por mar".
A los trece años fue enviada a educarse a Inglaterra, en Queen's College, de Harley Street, donde permaneció hasta los dieciocho años. Allí se encargaba de la publicación de la revista del colegio. Al igual que otros jóvenes de su generación, halló el comienzo de la libertad intelectual en su admiración por Oscar Wilde y los "decadentes" ingleses, pero en esa época sus intereses principales pasaron de la literatura a la música. Se convirtió en una aficionada del violoncelo y en una fina ejecutante.
Regresó a Nueva Zelandia muy en contra de su voluntad y pasó los dos años siguientes de su vida en una rebelión casi constante contra lo que por entonces consideraba la chatura y el provincialismo de una remota ciudad colonial. Inevitablemente, Londres le parecía el centro activo de toda la vida artística e intelectual. Una familia de músicos de Wellington, a los que Katherine conocía íntimamente y que habían sido una especie de oasis en lo que a ella le parecía un desierto intelectual, abandonó Nueva Zelandia para vivir en Londres. Ante la partida de esa familia, se sintió desesperada. Realizó una intrépida expedición por los bosques de Nueva Zelandia. A su regreso, persuadió a sus padres para que le permitieran volver a Londres con una pequeña asignación de dinero.
Poco después abandonaba finalmente la música por la literatura. En vano presentaba sus manuscritos a los editores y, en un esfuerzo por aumentar sus magros ingresos, tuvo variadas y arduas experiencias en partes menores en compañías viajeras de ópera y de teatro, hasta que la calidad de su prosa fue reconocida por el editor de The New Age. De 1909 a 1911 fue una colaboradora bastante habitual de ese periódico. Una serie de cuentos que escribiera para
The New Age, basados en sus experiencias mientras convalecía en Alemania después de una enfermedad, fueron reunidos y publicados en 1911 bajo el título En una pensión alemana. Ese libro obtuvo inmediato reconocimiento. Había alcanzado rápidamente la tercera edición cuando su venta se vio interrumpida por la repentina bancarrota del editor, Por En una pensión alemana recibió quince libras a cuenta de regalías que, por supuesto, nunca cobró.
En diciembre de 1911 la conocí en la casa del novelista W. L. George. Por entonces yo era estudiante en Oxford y editaba, con Michael Sadleir, una revista literaria juvenil llamada Rhythm. Katherine Mansfield empezó a escribir cuentos regularmente para esa publicación. Su primer cuento, "la mujer de la tienda", causó cierta sensación. Rhythm, que en sus últimos tres números tomó el nombre de The Blue Review, siguió publicándose un año más, lapso durante el cual Katherine Mansfield y yo la dirigimos conjuntamente. La mayoría de los cuentos que Katherine escribía para la revista, a veces dos por mes, han sido reeditados en Something Childish, and other Stories.
