Confucio preguntó "¿Qué opinas sobre la moral? ¿Cómo cultivar
un buen carácter?" Confucio era un moralista y pensaba que cultivar un buen
carácter era el logro más elevado. Lao Tse se rió a carcajadas, y dijo: "La
cuestión de la inmoralidad sólo surge si eres inmoral. Y sólo cuando no tienes
carácter piensas en el carácter. Un hombre con carácter se olvida totalmente del
hecho de que existe algo como el carácter. Y un hombre moral no sabe lo que
significa la palabra "moral". ¡Así que no seas tonto! Y no intentes cultivarte.
Simplemente sé natural."
Y este hombre tenía una energía tan tremenda que Confucio
empezó a temblar. Se asustó -de la forma en que uno se asusta ante un abismo. No
pudo soportarlo, y escapó. Cuando volvió con sus discípulos, que le esperaban
fuera bajo un árbol, éstos no pudieron creerlo. Este hombre había estado con
emperadores, los más grandes emperadores, y nunca le habían visto ni un ápice de
nerviosismo.
Y ahora estaba temblando, sudor frío brotaba de todo su cuerpo.
No podían creerlo; ¿qué había sucedido? ¿qué había hecho este Lao Tse a su
maestro? Le preguntaron y él dijo: "Esperad un poco. Dejad que me tranquilice.
Este hombre es peligroso."
Y luego les dijo sobre Lao Tse: "Conozco grandes animales como
los elefantes, y sé cómo caminan. Y he oído de animales ocultos en el mar, y sé
cómo nadan. Y conozco grandes pájaros que vuelan miles de millas por encima de
la tierra, y sé cómo vuelan. Pero este hombre es un dragón. Nadie sabe cómo
camina. Nadie sabe cómo vive. Nadie sabe cómo vuela. Nunca os acerquéis a él -es
como un abismo. Es como la muerte."
Y esa es la definición de un maestro: un maestro es como la
muerte. Si te acercas a él, si te acercas demasiado, te asustarás, te sacudirá
un temblor. Serás poseído por un miedo desconocido, como si te fueras a morir.
Se dice que Confucio nunca regresó a ver a ese anciano.