https://www.elaleph.com Vista previa del libro "TAO - los tres tesoros" de Osho (página 6) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Martes 14 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  5  (6)  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18  19  20  21  22  23  24  25  26  27 
 

Es muy difícil ser un Lao Tse o reconocer a un Lao Tse. De hecho, si puedes reconocer a un Lao Tse, ya eres un Lao Tse. Para reconocer a un Buda no necesitas ser un Buda, pero para reconocer a Lao Tse necesitas ser un Lao Tse; si no, es imposible.

Se dice que Confucio fue a ver a Lao Tse. Lao Tse era un anciano, Confucio era más joven; Lao Tse era casi un desconocido, Confucio era conocido casi universalmente. Reyes y emperadores solían llamarle a sus cortes; los sabios solían pedirle consejo; era el hombre más sabio de la China en aquellos días. Pero con el tiempo, debió haber sentido que aunque su sabiduría podría ser útil para los demás, él no era feliz, no había logrado nada. Se había convertido en un experto, útil quizás para los demás, pero no para sí mismo. Así que comenzó una búsqueda secreta para encontrar a alguien que pudiese ayudarle. Los sabios ordinarios no servían, porque ellos solían pedir su propio consejo. Los grandes eruditos no servían, porque ellos solían acudir a él para consultarle sus problemas. Tenía que haber alguien en algún sitio ?1a vida es amplia.

Así que lo intentó; comenzó una búsqueda secreta. Envió a sus discípulos para que encontrasen a alguien que pudiese ayudarle, y volvieron con la información de que había un hombre cuyo nombre nadie sabía; se le conocía como "el viejo". Lao Tse significa "el viejo". Lao Tse no es su nombre, nadie sabe su nombre. Es un desconocido tal que nadie sabe cuándo nació. Nadie sabe quién fue su padre ni su madre. Había vivido durante noventa años, pero sólo los seres humanos más excepcionales se cruzaron con él, los muy excepcionales; los que tenían ojos y perspectivas diferentes con los cuales comprenderle. Sólo existía para los más excepcionales. Un hombre tan ordinario, pero que sólo existía para las mentes más excepcionales.

Al oír las noticias de que existía un hombre al que llamaban "el viejo", Confucio fue a verle. Cuando estuvo ante Lao Tse pudo sentir que estaba ante un hombre de gran entendimiento, de gran integridad intelectual, de gran perspectiva lógica, un genio. Pudo sentir que había algo, pero no pudo precisar qué. Parecía que había algo, vagamente, misteriosamente; este hombre no era un hombre ordinario. Había algo oculto. Llevaba un tesoro.

 
Páginas 1  2  3  4  5  (6)  7  8  9  10  11  12  13  14  15  16  17  18  19  20  21  22  23  24  25  26  27 
 
 
Consiga TAO - los tres tesoros de Osho en esta página.

 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
TAO - los tres tesoros de  Osho   TAO - los tres tesoros
de Osho

ediciones Mutar

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com