Le amo, hablo de él desde mi corazón, pero sin embargo sigue
habiendo una distancia. Siempre la hay en el fenómeno del amor. Te acercas más y
más y más, pero incluso en la cercanía existe una distancia. Esa es la desgracia
de todos los amantes.
De Lao Tse hablo de forma totalmente diferente. No me relaciono
con él, porque incluso para estar relacionado se necesita una distancia. No le
amo, porque ¿cómo puedes amarte a ti mismo? Cuando hablo de Lao Tse lo hago como
si estuviera hablando de mí mismo, mi ser es totalmente uno con él; cuando hablo
de Lao Tse es como si me estuviese mirando en un espejo -se refleja mi propia
cara. Cuando hablo de Lao Tse estoy con él absolutamente. Incluso decir que
"estoy con él absolutamente" no es verdad. Soy él, él es yo.
Los historiadores tienen dudas acerca de su existencia, pero yo
no puedo dudar de su existencia porque ¿cómo voy a dudar de mi propia
existencia? En el momento en que me hice posible, él se hizo verdadero para mí.
Incluso si la Historia prueba que nunca existió, para mí no cambiaría nada, él
debe haber existido porque yo existo. Yo soy la prueba. Durante los próximos
días, cuando hable de Lao Tse, no estaré hablando de otra persona -hablaré de mí
mismo. Es como si Lao Tse estuviese hablando pero con un nombre diferente, un
nam-roop diferente, una encarnación diferente.
Lao Tse no es como Mahavir, no es absolutamente matemático; y
sin embargo, es muy lógico en su locura. ¡Tiene una lógica loca! Cuando
penetremos en sus dichos llegaréis a sentirlo, pero no es tan claro ni evidente.
Tiene una lógica propia: la lógica del absurdo, la lógica de la paradoja, la
lógica de un loco.