Os estoy hablando y dentro de mí hay silencio -estoy hablando y
no hablando a la vez. Muévete y no te muevas. Actúa y no actúes. Si la inacción
y la acción pueden encontrarse, entonces surge la armonía, aunque te conviertas
en un bello fenómeno -pero no bello en contra de lo feo, sino bello incluyendo
también la fealdad.
Acércate a un rosal. Mira la flor, y las espinas. Esas espinas
no están en contra de la flor, la protegen. Son guardas alrededor de la flor,
son medidas de seguridad. En una persona realmente bella, en una persona
realmente armoniosa, nada queda rechazado. El rechazo va en contra de la
existencia. Deberíamos absorberlo todo. Eso es el arte. Si rechazas, eso muestra
que no eres un artista. Deberíamos absorber todo o usar todo: si hay una roca en
el camino, no intentes rechazarla. Úsala como rampa de lanzamiento.
Por lo tanta, el Sabio:
Administra los asuntos sin actuar.
No huye a los Himalayas. Se queda en el mundo y administra los
asuntos, pero sin ninguna acción. No está activo en su interior, la acción se
queda en el exterior, en el centro él sigue estando inactivo. Eso es lo que Lao
Tse llama Wu Wei -encontrar el centro del ciclón. El ciclón está en el exterior
pero en el centro nada se mueve, nada se agita.
Predica la doctrina sin utilizar palabras.
Aquí estoy, predicándoos una doctrina sin utilizar palabras.
Diréis que estoy utilizando palabras. No. Estoy predicando sin palabras, porque
en lo profundo de mí no surge ninguna palabra. Es para vosotros, no para mí; la
palabra es para vosotros, no es para mí. La utilizo, pero no soy utilizado por
ella; no me llena. Cuando no os estoy hablando, no estoy hablando en absoluto.
Nunca me hablo a mí mismo, no hay charla interna. Cuando no estoy hablando estoy
en silencio, y cuando hablo no se perturba el silencio, el silencio permanece
intacto.