¿Te has dado cuenta alguna vez de que los santos que intentan
ser absolutamente virtuosos son demasiado conscientes de sus pecados? Lee
entonces las "Confesiones" de Agustín. Si pasas toda la vida tratando de ser un
santo, surge entonces el reconocimiento del pecado. Cuanto más intentas ser un
santo, más sientes que estás rodeado de pecados; intenta ser bueno y sentirás lo
malo que eres; intenta ser amoroso y te encontrarás el odio, la ira, los celos,
la posesividad; intenta ser bello, y te darás más y más cuenta de lo feo que
eres. Abandona la dicotomía. Abandona la actitud esquizofrénica. Sé sencillo. Y
cuando eres sencillo, no sabes quién eres -bello o feo.
Hay una historia Sufi. Un maestro iba viajando, y llegó a una
posada a pasar la noche con sus discípulos. El posadero le dijo que tenía dos
esposas, una hermosa, la otra fea. "Pero el problema es", dijo el posadero "que
amo a la fea y odio a la guapa". El maestro preguntó: "¿Qué pasa? ¿Cuál es la
razón?" El hombre dijo: "La guapa es demasiado consciente de su belleza, eso la
hace fea..." Cuando estás demasiado consciente de tu belleza ciertamente te
volverás feo. "...y la otra está demasiado consciente de su fealdad. Eso la hace
hermosa." La que era guapa pensaba constantemente que era guapa -se había vuelto
arrogante, muy orgullosa. ¿Cómo puedes ser bello con arrogancia? Arrogancia es
fealdad. Ella se había vuelto muy egoísta. ¿Y has encontrado alguna vez algún
ego que sea bello? ¿Cómo puede ser bello el ego? La otra, que era fea y
consciente de su fealdad, se había vuelto humilde, y la humildad tiene una
belleza propia. La humildad, sin ningún orgullo, sin nada de ego, crea belleza.
Así que el hombre dijo: "Estoy confuso. Amo a la fea y odio a la guapa. Y te
pido que soluciones el enigma. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué está sucediendo
esto?"
El maestro llamó a todos sus discípulos y dijo: "Venid también,
porque esto es realmente algo que hay que comprender." Y dijo exactamente lo que
dice Lao Tse. El también dijo a sus discípulos: "No estés orgulloso de lo que
sabes. si sabes que sabes, eres ignorante. Si sabes que no sabes, eres sabio. Un
hombre absolutamente sencillo no sabe ni lo uno ni lo otro, si sabe o si no
sabe. vive sin consciencia de su personalidad.