-He llegado a los cuarenta años sola -dijo, como preámbulo-.
Bueno, sola no. Aunque estoy separada desde hace cinco años vivo con mi hijo que
en la actualidad tiene diecinueve años -hizo una pausa, tomándose el tiempo para
evaluar lo que diría a continuación.
-Continúa, por favor -la alenté con suavidad, arrellanándome en
mi sillón.
-En la sociedad que vivimos, las mujeres siempre hemos sido,
desde la infancia, educadas en una desvergonzada e inaceptable represión sexual
-opinó-. Esto, respecto a todo lo relacionado con nuestra sexualidad y la
sexualidad masculina. En efecto, si un hombre tiene amantes, la sociedad lo
considera y no lo reprueba. Pero si es la mujer la que tiene un amante o una
pareja ocasional, la misma sociedad que estimula la actitud del hombre, castiga
duramente a la mujer.