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?No te preocupes, es solo un rasguño ?le dijo mientras le aplicaba una venda.
Después de aquella persecución estaban un poco aturdi­dos, perdidos en aquel lugar. Pero con la ayuda de algunos lugareños, pudieron llegar nuevamente a la carretera y conti­nuar con su viaje. Ámbar notaba un poco de nerviosismo en su piloto, aparentemente, Job tenía miedo que volvieran a apa­recer esas personas. Entonces al llegar a la ciudad de Cardona, a eso de las seis de la tarde, le propuso descansar en algún alo­jamiento del lugar. A lo que Job aceptó con gusto, una ducha caliente, y una cama mullida, no le vendría nada mal.
Llegaron al hotel y pidieron una habitación para cada uno; y también un lugar donde guardar la motocicleta, Job temía que si los maleantes pasaban por el lugar, vieran e identificaran dicho aparato.
Puesto todo bajo control entonces, y luego de una ducha relajante, se reunieron en el cuarto de Job, donde él preparó el mate para dar posteriormente una vuelta turística por el lugar. Job aprovechó aquel momento para averiguar más cosas sobreÁmbar, ya que no era muy cómodo tener una charla para co­nocerse arriba de una moto que viajaba a más de 90 kilómetros por hora.
?Háblame de tu familia ?le dijo Job
?¿Mi familia? Bueno es una familia normal, común, yo vi­vo con mis padres y mis dos hermanos, que son menores que yo, además, tengo muchos tíos, y primos, y todos mis abuelos.
?¡Ah que bueno! Yo solo tengo a mis abuelos paternos, y a propósito, extraño mucho al viejo Joaquín, además de ser mi abuelo, es un gran amigo. ?Yo también tenía un gran amigo en mi familia ?decíaÁmbar?, era mi bisabuelo. Siempre tenía una historia para contarme, historias que él había vivido, me encantaba escu­charlo, lo admiraba mucho, pero murió hace años.

 
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Buscadores de tesoros (El asombroso mundo de Jaom) de Germán Cabrera   Buscadores de tesoros (El asombroso mundo de Jaom)
de Germán Cabrera

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