La muerte se produce según la potencia del veneno y la resistencia del animal en más o menos tiempo. En las aves ocurre a menudo a uno o dos minutos, en los monos y los cuadrúpedos pequeños a los cinco o diez minutos y en los animales de mayor tamaño, venados, jabalíes, jaguares, tapires, etc., en diez o veinte minutos.
Hasta ahora, no se conoce ningún antídoto contra los envenenamientos con curare. Este tóxico no tiene efectos particularmente nocivos sobre el estómago, de modo que los animales matados con este medio pueden aprovecharse para la alimentación. Más aún, los indios afirman que el veneno da a la carne del animal un sabor muy agradable.
Cuando los nativos quieren paralizar a un animal en forma transitoria, por ejemplo un mono, a fin de capturarlo vivo y domesticarlo, emplean una solución muy diluida del tóxico.
El manejo de la cerbatana requiere gran destreza y una considerable fuerza física. Para efectuar el disparo más seguro la cerbatana debe sostenerse en posición vertical o con una ligera inclinación hacia arriba.
El cazador presiona con fuerza la boquilla con la mano derecha contra la boca y al mismo tiempo toma y sostiene la caña con la izquierda, apoyada junto a la derecha, una posición que dada la longitud y el considerable peso del arma dificulta en gran medida la puntería. Observa a través de la mira de la caña que orienta paulatinamente de su posición vertical, hacia la dirección en que se encuentra la presa. Tan pronto la mira enfoca al animal, impulsa el dardo a través del tubo con un fuerte soplo. Por lo general, durante esta operación sostiene el carcaj entre los muslos para poder extraer con facilidad los proyectiles.
Un individuo vigoroso es capaz de soplar el dardo con tal violencia que aún a una distancia de 30 a 40 m. puede dar en el blanco y ejercer todo su efecto. Con frecuencia, tiré al blanco con los indios y quedé asombrado de su certera puntería con la cerbatana en posición horizontal. A 20 Y 30 m de distancia, rara vez fallaban un tiro a una banana, por cierto un blanco pequeño. El poder de penetración es enorme. Al efectuar mis propios ensayos, el liviano proyectil perforó la tapa de madera de una caja de cigarros a una distancia de unos 20 m.
La caza con cerbatana es en extremo excitante y atractiva, en particular la caza del mutum. Esta ave de gran tamaño de la familia de las gallináceas silvestres, recuerda por su aspecto y por sus hábitos al urogallo europeo y se cuenta entre piezas de caza más apetecidas de la América del Sud tropical. Su grito, un gruñido monótono que parece provenir más de una fiera que de un ave, se oye noche y día con breves intervalos y por lo tanto se delata fácilmente su ubicación. El nativo se acerca a él subrepticiamente antes del amanecer y al romper el alba le dispara el dardo mortal. El ave por lo general alcanzada en las alas, no se da cuenta de lo ocurrido. Asustada mueve la cabeza y el cuello de un lado a otro, pero no tiene escapatoria porque el veneno le quita inmediatamente la fuerza para volar. Pronto, sus movimientos pierden tonicidad y poco después se desploma sin vida.
