Al fin Regó a un hoyo o concavidad en forma de copa en el montecillo cercano, cubierto de trébol silvestre donde percibías el fuerte olor a resina. Deslizóse gateando por debajo de un manzano silvestre y se dispuso a dormir.
Esto probaba, que estaba muy familiarizado con las costumbres de los de su clase en el país, que aprovechan las noches, indefectiblemente secas cuando son estrelladas, para sus correrías y caminatas, y luego se pasan los días durmiendo y descansando a la sombra, a un lado del camino.
La luz había, aumentado entretanto, descubriendo gradualmente las formas, perfiles y detalles de) la contigua finca,.
Una amplia y larga, &venida abierta a través del arbolado de una especie de parque, cuidadosamente limpia, de las hierbas y helechos que crecen abundantes en el país, guía hasta la misma entrada de la, cañada.
Allí empieza una vastísima terraza,, cubierta de verdor como una, alegre pradera, rodeada de árboles, adornada con enormes macizos de plantas, que semejan gigantes ramilletes, de va, riada y asombrosamente vistosa, policromía a, su final, desde donde vuelven a, alzarse las opulentas vides y los frondosos arbustos que ocultan las columnas, el pórtico y casi la extensa fachada de una gran casa, señorial.
Sin embargo, los tiernos y delicados tallos que suben tímidamente hasta los capiteles de las columnas y aun se asoman a los tejados sobrepasando el alero arquitectónico; y la frondosidad tropical, rica en brillantes colores de todas clases y tonos, no privan a esta, mansión de la arrogancia y altiva dignidad que le corresponde en la perspectiva y en el lugar.
Gran parte de esto es debido al hecho de que esta casa, original -una casa de adobe, de no pocas pretensiones, que data de la época de ocupación del país por los españoles- se ha conservado intacta, encerrada como una perla en la concha formada, por el bosque rojo obscuro que la circunda, y conserva todavía su patio central rodeado de una galería o pórtico claustral ; en tanto que a sus lados hanse levantado otras edificaciones más extensas que la antigua y principal, no como alas de la casa separadas por patios y jardines, sino pegadas a sus costa, dos, sin plan arquitectónico, cambiando su figura cuadrada en un vago paralelogramo.
Mientras el patio conserva las características del patio español, en la fachada occidental del edificio hay un extenso pórtico, al gusto americano, que, con sus columnas y tejadillo, proporciona, - una semiobscuridad a, las habitaciones interiores a las que ha, privado de luz directa la construcción lateral, dejándolas aisladas.
Su melancólica luz de claustro conventual se aviva y esclarece con el rojo vivo de los ruipónticos que penden del tejado, con el pálido reflejo de los rayos solares sobre los jazmines que crecen lozanos junto a las columnas, con el mar de púrpura que sobre el pavimento proyectan los frondosos heliotropos moviéndose en constante oleaje a impulsos de la brisa.