Hacía ya dos años que los
ingleses habían
empezado a fundar su primer establecimiento americano, en los límites de
la Virginia. Naturalmente, nacieron de aquí los gérmenes de la
notable rivalidad entre ambas naciones, y, más aun desde aquella
época se manifestaron los indicios de la lucha que Inglaterra y Francia
sostuvieron en el Nuevo Mundo.
En el principio, los indígenas tomaron necesariamente
parte en las diversas fases de tal antagonismo. Los algonquines y los hurones se
declararon por Champlain, en contra de los iroquisos, que formaban causa
común con los soldados del Reino Unido. En 1609 éstos fueron
batidos en las orillas del lago que ha conservado el nombre del marino
francés.
En 1613 y 1615, Champlain verificó
otros dos viajes y
llegó hasta las regiones casi desconocidas del Oeste, en las orillas del
lago Hurón; se marchó de allí y volvió por tercera
vez al Canadá. Por fin, después de hacer frente a toda clase de
intrigas, fue nombrado gobernador de Nueva Francia en el año 1620.