-Aprobamos, desde luego, añadió Gilberto Argall,
todo cuanto hagáis para conseguir la captura de ese peligroso partidario;
lo necesitamos muerto o vivo, antes de que subleve con su presencia a la
población franco-canadiense. Sois inteligente y celoso en el cumplimiento
de vuestras obligaciones; ya habéis dado pruebas de ello, Rip, hace una
docena de años, en el asunto Morgaz. Contamos de nuevo con vuestro celo y
vuestra inteligencia.
Rip se preparaba a partir, y hasta anduvo algunos pasos hacia
atrás, cuando de pronto se detuvo.
-¿Vuestra señoría me permite que le haga
una pregunta? dijo dirigiéndose al ministro.
-¿Una pregunta?...
-Sí, señor; y es necesario que se resuelva en
seguida, para la regularidad de las escrituras en los libros de la casa Rip y
Compañía.
-Hablad, dijo Gilberto Argall.