Hacía por lo menos una hora ya que el Gobernador general
y los otros tres altos personajes que le acompañaban conversaban respecto
a la gravedad de una situación qua les obligaba a estar siempre alerta.
Los síntomas de un próximo alzamiento eran por demás
visibles, y convenía, por lo tanto, que estuviesen prontos a cualquier
eventualidad.
-¿De cuántos hombres podéis disponer?
acababa de preguntar lord Gosford a sir John Colborne.
-De un número, por desgracia, demasiado corto,
respondió el general; y necesito parte de las tropas que componen la
guarnición para fuera del condado.
-Precisad el número, comandante.
-Puedo poner a vuestra disposición cuatro batallones y
siete compañías de infantería, porque me es imposible
quitar hombre ninguno a las guarniciones que ocupan las ciudadelas de Quebec y
de Montreal.
-¿Qué artillería tenéis?
-Tres o cuatro piezas de campaña.
-¿Y caballería?
-Sólo un piquete.