Al año siguiente, 4 de Julio de 1776, se proclamó
la independencia de los Estados Unidos de América.
Hubo entonces un período lamentable para los
franco-canadienses.
Los ingleses tenían gran temor de que la colonia
sacudiera su yugo para formar parte de la gran federación y se refugiara
bajo la bandera estrellada que los americanos habían desplegado.
No sucedió nada de esto, y séanos permitido
sentirlo en interés de los verdaderos patriotas.
En 1791 una nueva Constitución
dividió el
país en dos provincias: al Alto Canadá, al Oeste, y el Bajo al
Este, siendo Quebec la capital. Cada una de estas provincias tuvo un Consejo
legislativo nombrado por la Corona y una Cámara elegida por cuatro
años por los terratenientes de las ciudades. La población
ascendía entonces a ciento treinta y cinco mil habitantes, de los que
sólo quince mil eran de origen inglés.