https://www.elaleph.com Vista previa del libro "Espasmo" de Federico Di Roberto (página 5) | elaleph.com | ebooks | ePub y PDF
elaleph.com
Contacto    Viernes 03 de mayo de 2024
  Home   Biblioteca   Editorial   Libros usados    
¡Suscríbase gratis!
Página de elaleph.com en Facebook  Cuenta de elaleph.com en Twitter  
Secciones
Taller literario
Club de Lectores
Facsímiles
Fin
Editorial
Publicar un libro
Publicar un PDF
Servicios editoriales
Comunidad
Foros
Club de lectura
Encuentros
Afiliados
¿Cómo funciona?
Institucional
Nuestro nombre
Nuestra historia
Consejo asesor
Preguntas comunes
Publicidad
Contáctenos
Sitios Amigos
Caleidoscopio
Cine
Cronoscopio
 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9 
 

Los domingos y fiestas pasaba largas horas aquí, en San Luis, arrodillada hasta que le faltaban las fuerzas... Y esa era la observación que yo quería hacer a usted que es por demás increíble cómo, con tanta fe, ha podido hacer lo que ha hecho.

El Príncipe no hablaba. El temblor nervioso que al principio le sacudía iba calmándose; la convulsa violenta pavorosa expresión de su rostro lívido y de Sus ojos enrojecidos se iba transformando: pálido, agotado sin fuerzas, parecía él también próximo a caer.

-¿Estaba sola cuando se mató?

-Sola.

-¿Habló usted con ella esta mañana?

-Sí; hablé con ella.

-¿Estaba triste?

-Mortalmente.

-Podríamos ver si ha dejado algo escrito.

La Baronesa dio una palmada y exclamó:

-¡Eso es lo que yo he dicho desde el principio!

El comisario, a una señal del juez, se puso a buscar.

Pocos muebles había en el cuarto de la muerta. La cama, un ropero con espejo, una cómoda un pequeño escritorio colocado contra la ventana, en plena luz, y, en un ángulo una mesita de trabajo, era todo lo que formaba el menaje. Sobre el escritorio había dos pilas de libros ingleses con cubiertas blancas; una caja de papel de cartas, una bombonera antigua y un saco de viaje. En la mesita de trabajo y en el velador había mas libros. El comisario los registraba uno por uno, abría los cajones de los muebles, ninguno de los cuales estaba cerrado con llave, y después de echar una ojeada a los objetos de elegancia femenina de que estaban llenos, los volvía a cerrar.

En el escritorio estaba la correspondencia de la difunta en cajas de cartón bastante viejas y una cartera llena de valores italianos y franceses así como algunos miles de pesos en monedas de oro y plata. En el fondo de la gaveta de la derecha encontró el comisario un estuche en forma de libro forrado en terciopelo negro, y cerrado con una minúscula llave: ya iba a abrirlo, cuando el Príncipe dio un paso hacia él, diciendo:

-Ese es un libro de memorias... el diario de su vida...

Por el tono en que hacía esa indicación, por la actitud de toda su persona parecía que quisiera defender contra las miradas indiscretas el pensamiento íntimo de su pobre amiga; pero la Baronesa de Börne exclamó, aproximándose al Juez, que ya había tomado de las manos del comisario el libro extraído por éste de su negra caja.

-¡Allí precisamente se puede encontrar algo!..

También la cubierta del libro era negra con broches de plata como un libro mortuorio y su sola vista, expresaba la tristeza y el dolor que debían haber amargado la vida de aquella desventurada. El juez recorrió rápidamente las tapas: la letra era más bien grande delgada poco acentuada elegante y de una nitidez admirable. Casi las tres cuartas partes del libro estaban escritas. El juez consagró su mayor atención a las últimas páginas; pero después de haber leído, dejó caer la cabeza y:

-No se entiende -dijo -no es una confesión...

 
Páginas 1  2  3  4  (5)  6  7  8  9 
 
 
Consiga Espasmo de Federico Di Roberto en esta página.

 
 
 
 
Está viendo un extracto de la siguiente obra:
 
Espasmo de Federico Di Roberto   Espasmo
de Federico Di Roberto

ediciones elaleph.com

Si quiere conseguirla, puede hacerlo en esta página.
 
 
 

 



 
(c) Copyright 1999-2024 - elaleph.com - Contenidos propiedad de elaleph.com