El libro Literatura y Cine: Géneros y Subgéneros Marginales,
tiene una orientación documental, exhaustiva y taxonómica en cuanto a los
temas que trata. Producto de impartir el autor un curso-taller sobre literatura
y cine, el libro parte de la premisa de que leer cuentos o novelas de la
literatura, ir al cine o ver películas son actos no estrictamente de
divertimiento. La razón estriba en que las obras de la literatura y el cine son
productos artísticos. A diferencia de los objetos de otras disciplinas, los
artísticos constituyen un fenómeno complejo, de significados múltiples y
cambiantes y cuyo análisis se traduce a un lenguaje distinto. Se trata de
analizar con palabras las formas y colores de la pintura, el volumen de una
escultura, los componentes arquitectónicos o la estructura narrativa de una
película. Es decir, en el Arte, las obras son analizadas con palabras a través
de un metalenguaje.
Sin embargo, es irrefutable que el entretenimiento está, de un
modo o de otro, en la base de la literatura y del cine de todos los tiempos en
sus más variadas formas; incluso cuando no sea su propósito primordial,
cualquier obra evita el tedio y procura satisfacer a su público más fiel a la
vez que busca nuevos adeptos. La verdad de este aserto tiene una base mucho más
amplia que la narrativa: sus fundamentos son de tipo retórico, pues todo
discurso intenta ganarse a su público, de acuerdo con los destinatarios propios
de las modalidades retóricas; para ello, debe procurarse la amenidad, la
diversidad y el entretenimiento, y evitarse a toda costa el aburrimiento.
Pero también debe quedar claro que el autor de narraciones
literarias o de filmes persigue un propósito muy semejante al de un pintor o un
escultor: puede buscar el arte por el arte, esto es la belleza o la pura
estética.
En general, la literatura y el cine comparten ambas funciones
sociales a través de sus creadores y el público, sean autores, lectores o
espectadores.
Literatura y Cine comprende géneros y subgéneros usualmente
marginados, considerando que el arte en general ha tenido sus convenciones,
incluyendo y excluyendo vertientes, tipos o clases de disciplinas. Los eruditos
neoclásicos del siglo XVIII lanzaron toda clase de improperios contra las
manifestaciones decorativas de la arquitectura barroca, contra sus ornamentos,
yeserías y retablos. Los humanistas del Renacimiento definieron las
realizaciones del arte gótico como expresiones de un arte decadente y bárbaro.
Los románticos y neomedievalistas del siglo XIX hicieron críticas radicales
severas a las realizaciones neoclásicas, al igual que los teóricos y artistas de
vanguardia del siglo XX las emprendieron contra los clasicismos y los baluartes
del academicismo. La razón consistía en que el canon, la norma del lenguaje
artístico vigente, se había convertido en los principios en los que se
fundamentaba la valoración de las artes. Incluso las valoraciones que se
produjeron de realizaciones artísticas del pasado fueron interesadas y sesgadas,
como la de los goliardos.
Desde luego en la literatura y el cine lo mismo ocurre. Géneros
y subgéneros han quedado fuera de las convenciones al tratarlos con indiferencia
como si no existieran. El caso de la literatura es más antiguo y por tanto más
ilustrativo; para el cine este tipo de reacciones se dieron adentrado el siglo
XX. El mainstream tanto de la literatura como del cine frecuentemente
omite a ciertos géneros y subgéneros, básicamente minusvalorándolos,
omitiéndolos en sus análisis o soslayando su importancia. Quizás esto ha sido
más frecuente en la literatura por ser más antigua, pero a pesar de que el cine
es una arte "reciente" y a veces considerado más una diversión o espectáculo
casi, en parte, por así decirlo, de la modernidad del siglo XX y de la
posmodernidad posterior, la apertura y aceptación hacia él no ha sido
absoluta.
El libro trata precisamente de la literatura y el cine que han
recibido ese tratamiento, particularmente se expone a los géneros y subgéneros
tanto de la literatura como de los cines denominados policiales o policiacos, de
ciencia-ficción, horror y misterio y fantásticos. Se les ha dado la denominación
de marginales, clandestinos, ser parte de una subcultura o contracultura, por
varios aspectos. A veces el reconocimiento "oficial" a obras de tal naturaleza o
pertenecientes a un conjunto definido por alguna taxonomía, suele ser tardío, es
decir en su momento fueron simplemente despreciadas, ignoradas y a veces hasta
atacadas o cuestionadas. En otros casos simplemente las obras no son sujetas de
crédito cuando se otorgan premios o reconocimientos; por ejemplo, ningún
escritor de relatos de ciencia-ficción ha recibido el Premio Novel, el Cervantes
o algún premio literario equivalente o un poco menor en distinción o dinero,
hasta ahora ninguna película de vampiros tiene designado un Oscar, ni la
interpretación de un personaje en una película policíaca por un reconocido o
desconocido actor ha sido distinguida por la mejor actuación en los múltiples
festivales cinematográficos. El tercer caso se refiere a obras de culto
pertenecientes a un género que todo mundo reconoce, críticos, público y hasta
comercialmente como tal y siguen siendo ignoradas por el mainstream; ni
por estar integrado el género por tales ilustres obras es reconocido. El cuarto
y último caso se refiere a los géneros o subgéneros marginados de muchas maneras
por los estudiosos, académicos y estudios analíticos de la literatura y el
cine.
En el libro son expuestas las características narrativas de los
géneros policial o policiaco, de ciencia-ficción, horror y misterio y
fantástico, acotándolos con los subgéneros cuando los tienen. Desde luego, dado
su origen de libro de texto, por didáctica son expuestos múltiples ejemplos de
obras para cada uno, es decir cuentos, novelas, películas, libros o antologías;
en el mejor de los caso, son enlistadas las obras consideradas las mejores o más
selectas, las representativas, o incluso las que han llegado a ser de culto
según los lectores, espectadores y seguidores.
Los conceptos de narración y el de su estructura que resultan
ser comunes a las obras literarias y del cine, corresponden a la estructura
narrativa del cuento, la novela y las películas de cualquier género. Aunque
pudiera pensarse una particular estructura narrativa para las obras literarias
por estar destinadas a la lectura y tener un origen primigenio, en el cine la
exposición audiovisual es también una narración estrictamente hablando, al ser
un acto de comunicar una historia a un espectador a través de imágenes, montaje,
comentario verbal y punto de vista. En otras palabras, narración para la lectura
y narración audiovisual, para el primer caso cuento y novela, en el segundo el
cine, tienen la misma estructura y características.
De esta última consideración partió el autor para hacer un
libro integrando ambos tipos de narrativa, además de que desde su origen el cine
ha recurrido frecuentemente a las obras literarias para inspirarse o desarrollar
historias.
Considerada como estructura semiótica se distingue en la
narración literaria y del cine el argumento, el relato, el
discurso y el tiempo. Estos cuatro componentes constituyen la
estructura narrativa. Por tanto, narrar implica desglosar los
cuatro componentes que con sinergia se implican: una historia (argumento)
definida como serie de acontecimientos ligados de una manera lógica, sujetos a
una cronología, insertos en un espacio y causados y/o padecidos por personajes;
traducir la historia por medio del relato (el acto de contar) en texto o en
escenas en el caso del cine; un discurso consistente en técnicas significantes y
estrategias formales mediante las cuales un relato es referido a un lector
o espectador, es decir las circunstancias y el modo en que se transmite la
historia mediante el relato: abarca cuanto concierne al proceso de enunciación
narrativa y a la disposición de los acontecimientos; el cuarto elemento, el
tiempo de la narración y en el relato.
Por lo anterior, el libro parte de la cosmogonía de la
literatura y el cine con la finalidad de que el lector ubique y conozca sus
significados y antecedentes, igualmente la parte introductoria del libro expone
la hermenéutica de sus diversos géneros en que están integrados. Sólo bajo este
contexto introductorio le es posible al lector ubicar a las obras narrativas
escritas y a las películas policíacas, de ciencia-ficción, de horror y misterio
y fantásticas; además de poder valorar que tales narraciones también son obras
de arte.
Así, cada capítulo correspondiente a cada género, contiene los
análisis previos que permiten discernir su origen, importancia, integración,
evolución y estado actual; para concluir en los creadores y obras principales o
más relevantes.
La exposición del primer género transcurre de la literalidad
policíaca a lo negro del cine, partiendo de la hermenéutica del cuento y la
novela y haciendo un repaso de las características estéticas, recursos
narrativos y derivaciones epistemológicas.
A las obras de la ciencia-ficción se les puede imaginar como la
presencia de la ciencia en la ficción o ser la ficción de la ciencia; ambos
razonamientos parecen ser ciertos. De esta manera, recorrer el espectro que
empieza en la ciencia-ficción dura hasta su término en el slipstream, significa
dilucidar diversos subgéneros, pero también, conocer la participación de las
diferentes disciplinas científicas y tecnológicas para desarrollar ficciones con
distintas prospecciones del futuro, sociedades, mundos paralelos, la evolución
de la tierra y el universo, incluso, el impacto de las mismas ciencia y
tecnología.
La acotación y configuración del género de horror y misterio
implica tratar de decir que hasta el viento tiene miedo, cuando precisamente, se
visita el mundo del terror iniciando en las narraciones escritas de fantasmas,
mitológicas y de castillos herrumbrosos, para luego repasarse las obras góticas
del cine contemporáneo tanto convencionales como de vampiros mutados por la
medicina genómica.
El apartado correspondiente al cuento, novela y cine
fantásticos es fantasioso considerando la diversidad de concepciones que existen
acerca del género. De cualquier manera, contiene una revisión de opiniones para
empezar, para luego exponer sus características y métodos narrativos, obras
imprescindibles y concluir el libro.
Para terminar, y tal como sucede con un libro de pretensiones
didácticas o es de origen un libro de texto, resulta oportuno comunicarle al
lector que no basta con su lectura, para entenderlo en principio, pero más bien
para comprender el significado y cobertura epistemológica de cada género, es
necesario "leer" las obras recomendadas, sean narraciones literarias o del cine;
sin esta praxis es difícil conocer a detalle la literatura y el cine
respectivos.