Con esta impronta y una historia prestada Benicio andará la vida guiado
por naturales pero también trascendentes sentimientos; la pertenencia a un lugar
y los rostros y actitudes que lo pueblan; la amistad entrañable pero no siempre
duradera; la ambición desnuda y simple, pero teñida de tentación; la desazón por
sentirse atrapado por un pacto sin retorno; la firmeza de saber la verdad y que
el destino puede cambiarse cuando hay voluntad.
La descripción al detalle de lugares, habitaciones, geografías y otros
personajes, invitan al lector a una segunda lectura, esa que subyace, que no
está escrita, pero sí implícita, casi imperceptible, pero que poco a poco cobra
dimensión y con ella, la historia pasa de un lugar a otro casi abruptamente y
sin pedir permiso.
Benicio, en la mitad de la historia, toma sus propias decisiones, elige,
se deja elegir, descubre el amor, el compromiso, los triunfos que tienen su
precio en sangre. Ahora es dueño de su propio destino.
No esta lejos del autor quien le dio la vida y puso su marca, pero no son
como padre e hijo, no.
Es posible que haya entre ellos un parentesco en el dolor profundo y
oculto; una consanguinidad de tinta y papel que los unió para siempre, pero con
destinos diferentes, y una afinidad de paisajes, costumbres y afectos que tiñen
de un mismo color esa relación estrecha e inmediata.
Por todo esto, estimado lector usted encontrará en estas páginas mucho
más que una historia fantástica de pactos, promesas y aparecidos. Aquí
encontrará la vida sintetizada en un personaje, con todos sus dilemas, sus
temores y sus hechos. Eso sí: Nada ni nadie puede garantizar que lo escrito en
este libro, no ocurrió en la vida real.
Hugo Martínez