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A Satanás Jn 8,44 lo califica de homicida y embustero. Los judíos dicen que son hijos de Abraham y no esclavos. Jesús les corrige: sois descendientes, no hijos (el hijo es el que se parece a su padre en su actitud y en sus obras). Vuestro padre es el diablo. El diablo es el poder del dinero, el círculo del poder. Ese es el dios que ha sustituido en el Templo al verdadero Dios. Han adoptado como Dios la explotación, la injusticia, la mentira. Este sistema ha traído a Judas. Judas es un oportunista: se apunta cuando Jesús es popular y le sigue la gente; cuando la popularidad de Jesús va disminuyendo porque la gente no acepta su programa y la jerarquía se le opone, Judas cambia y acepta el poder del dinero. Para él el porvenir está en el sistema.

Las tres ocasiones en que Jn menciona a Judas con la denominación de Judas de Simón Iscariote (6,71; 13,2.26) están en proximidad con Simón Pedro (6,68; 13,6.9.24.36). Parece como si Jn insinuase una cierta comunidad de rasgos, representados por la coincidencia del nombre Simón con el patronímico de Judas, entre Judas y Pedro. Los dos son traidores, uno de obra y otro de palabra, uno entregando y otro negando a Jesús. En la cena, última vez que aparecen juntos, Jesús descubrirá la traición de Judas y anunciará a Pedro sus negaciones.

3Consciente de que el Padre lo había puesto todo en sus manos y que de Dios procedía y con Dios se marchaba

Jesús es consciente de tenerlo ya todo en su mano, empezando por su propia vida. La acción que sigue es expresión de su última voluntad y adquiere carácter específico: la fundación de un grupo que ha de perpetuarse. Tiene Jesús conciencia de que ha llegado el momento de dejar cumplida su misión: la nueva humanidad.

El Padre deja a Jesús plena libertad de acción. Cuando aparece el término mandamiento dado por el Padre a Jesús, no quiere significar una orden que tenga que cumplir. Nos encontramos con la pobreza del idioma para expresar una realidad. Cfr. Jn 10,18: «Está en mi mano entregar mi vida y está en mi mano recobrarla. Este es el mandamiento ( = encargo) que recibí de mi Padre. 10,30: Yo y el Padre somos uno. v.38: El Padre está identificado conmigo y yo con el Padre». No existe una obediencia subordinada, por muy filial que la queramos hacer, de Jesús; sino una identificación total con el Padre. Más que de mandato tendríamos que hablar de encargo.

 
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¿Qué te pasó, Jesús? - Vía Crucis y Gloria de José María Rueda Alcántara   ¿Qué te pasó, Jesús? - Vía Crucis y Gloria
de José María Rueda Alcántara

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