Les demostró su amor hasta el fin
Ese fin no es el fin que extingue, el fin en el que ya se acaba
algo, como si con la muerte de Jesús acabase su amor a los suyos. Es el fin que
perfecciona, que llega hasta el extremo. En el tiempo, y en cantidad y calidad.
«Nadie tiene un amor más grande por los amigos que el que entrega su vida por
ellos» (Jn 15,13). Jesús tiene que demostrar que su amor llega hasta el fin,
hasta la muerte. Si solamente nos hubiera amado, pero no hubiera llegado hasta
dar la vida, siempre habría cabido la duda: ¿Y si las cosas se hubieran puesto
peor y hubiesen llegado al extremo de tener que dar la vida?
2
Mientras cenaban (Satanás había ya inducido a Judas de Simón
Iscariote a entregarlo)
No hay que confundir el término Diablo con
Demonio. En las lenguas modernas no se hace distinción entre ellas.
Vienen a ser sinónimas y eso ha dado lugar a muchas confusiones. En la lengua
original que usaron los evangelistas no fue así.
El término dia@boloj (= diablo), en griego,
es la palabra Satanás, en hebreo. A partir del libro de Job se usa como
personal. Y significa algo muy parecido: El enemigo, el que acusa, el que
calumnia. Su esfera de influencia es siempre moral y psicológica, nunca física.
Aparece siempre como un poder sometido al de Dios. El diablo no tiene nada que
ver con las llamadas posesiones diabólicas. Las posesiones se atribuyen siempre
a demonios.
Los evangelios llaman posesos a aquellos que tenían dentro un
demonio. Se usaba la palabra demonio para referirse a lo que llamaríamos
enfermedades interiores, es decir, aquéllas cuyas causas naturales no eran
perceptibles al mundo antiguo, en oposición a heridas externas.
También con la misma palabra demonio, por el misterio,
se designaba a todo aquello que está más allá de la capacidad humana, algo que
sobreviene al hombre, sobre lo cual no tiene poder directo y que puede ser para
el bien o para el mal. Así Platón dice que Sócrates estaba inspirado por un
demonio, en sentido positivo.
Todo lo que dice el NT respecto a demonios y malos espíritus
refleja simplemente la opinión popular de aquella época. Una traducción más
exacta y moderna de la expresión «poseído por un demonio» habría sido:
«afligido por fuerzas misteriosas dañinas».