David
los vio llegar, pero aún estaban lejos y no podía distinguir claramente de qué
se trataba.
Alarmado,
intentó buscar algún refugio, una roca, un trozo de tronco de árbol, lo que
fuera, pero no tuvo éxito, todo estaba arrasado, así que se lo tomó con
filosofía y se sentó en el suelo a esperar.
Hamilton
y Marion, aterrizaron frente a David, pero al otro lado del cráter, casi en el
borde mismo.
David
se levantó de golpe, y su curiosidad aumentó lo increíble al ver dos formas que
se movían y caminaban embutidos en unos trajes espaciales con casco
transparente, pero la distancia era demasiado grande para poder distinguir las
formas embutidas en sendos trajes.
-Mira,
Marion, allí enfrente, una persona, parece estar bien.
-Sí,
Hamilton, la veo, hagámosle señas, por lo menos tratemos de tranquilizarle, debe
de estar alucinando o por lo menos con la mente algo
confusa.
-Le
haré señas con la mano y tú Marion lanza un cohete de aviso al aire, si
estuviéramos mas cerca le hablaríamos por el megáfono.
-De
acuerdo, Hamilton, ahí va -y lanzó un cohete que dejaba una estela roja muy
visible, mientras Hamilton le hacía señas moviendo los brazos como aspas de
molino.
David
ya algo más tranquilo les devolvió el aviso moviendo los brazos de aquí para
allá, y pegando saltos que ni él mismo sabía si eran de alegría o de
sorpresa.