Y aprender mucho de ellos. Por ejemplo: de su tenacidad, de su
valentía, de esa capacidad de reemplazar el odio y el rencor (que confieso que
sentiría en su lugar), por la alegría, por la música, por la danza, por la
sonrisa. Esa fuerza que es la base de la alegría de la nación brasileña. Y tener
una actitud de alegría en esta época, sólo esto, es la demostración más
fehaciente de una inteligencia superior.
Tenemos los mismos problemas, la misma miseria, pertenecemos a
los mismos pobres países del Tercer Mundo y a las mismas repúblicas bananeras
(con sus variantes particulares). Sin embargo ellos no permanecen en la
queja.
Son más alegres, más hospitalarios, más dulces, no tienen
prejuicios tontos, bailan, ríen e inventan una fiesta con el más simple
pretexto, y encima de todo tienen la felicidad de tener un carnaval por año,
durante 5 días. Nosotros desde acá los miramos de soslayo, con desprecio,
remarcando en páginas amarillas las muertes que suceden en carnaval, analizando
desde nuestra cumbre de intelectualismo que eso es un escape que tienen para no
explotar ante la dominación; o desde una posición realmente reaccionaria, hemos
escuchado: "-Pero si estos negros están peor que nosotros! Cómo pueden
festejar?!!-"
Pero, entre ellos y nosotros: algunos de los dos pueblos está
mejor?
Ellos están peor por festejar tanto?
Nosotros estamos mejor por estar quejándonos o lamentándonos
permanentemente?