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Caudillo desmenuza la evolución y estado actual que guarda la relación movimiento indígena y plurinacionalidad en ambos países. En cuanto a Ecuador, la autora nos acerca al contexto histórico que, en 1980, permitió la creación del Consejo Nacional de Coordinación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONACINE), y que en 1986, dio pie a la constitución de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). A partir de entonces se hace más visible la lucha por el reconocimiento del carácter plurinacional, plurilingüe y pluriétnico de la sociedad ecuatoriana. Frente a un Estado uninacional las diversas nacionalidades demandan el reconocimiento de un estado plurinacional. Caudillo da cuenta de los vaivenes que en torno al tema de la plurinacionalidad se han dado, tanto al interior de un movimiento indígena dividido, como en su relación con distintos gobiernos; incluyendo el de Rafael Correa, con quien la relación ha sido de cierto enfrentamiento. Se insiste en que la construcción del Estado plurinacional demanda la transición de una democracia excluyente y elitista a otra donde la democracia participativa y comunitaria sea una realidad para todos, sin excluir la democracia representativa. Se apunta que solamente un Estado plurinacional y una sociedad intercultural permiten el respeto a las diferencias, el reconocimiento del otro. Lo plurinacional no puede materializarse sin el derecho al territorio, el reconocimiento del autogobierno y del estatus de autonomía.
En cuanto a Bolivia, la autora reconoce en el “Manifiesto de Tiawanacu” –elaborado en 1973 por diversas organizaciones campesinas quechua-aymaras–, el germen de la propuesta de plurinacionalidad. Se trata de un documento que cuestiona la explotación y dominación a la que históricamente se han encontrado sometidos los pueblos indígenas. Dicho manuscrito, nos recuerda la autora, hay que situarlo en el contexto de la emergencia del Katarismo y del indianismo, gracias al cual se logró la refundación del movimiento sindical campesino en Bolivia. El arribo de Evo Morales a la presidencia de la república generó condiciones favorables para la instalación de la Asamblea Constituyente de 2006-2007 que elaboró una nueva constitución política. Sin embargo, como sucede en Ecuador aunque con matices diferenciados, el colonialismo sigue presente en las políticas públicas estatales. Por ello –se advierte– sobre la necesidad que existe para que desde el movimiento indígena, desde abajo, se impulsen estrategias de descolonización; para lo cual resulta imprescindible el despliegue de la identidad y cultura aymara-quechua. También en Bolivia se advierte que se vive un momento de transición donde –en palabras del sociólogo aymara Pablo Mamani– se da la disputa entre lo monocultural-colonial-liberal y lo plurinacional-descolonizador-comunitario. Caudillo considera que las políticas gubernamentales puestas en marcha en ambos países se caracterizan por la aplicación de un multiculturalismo neoliberal en donde también se observan algunas políticas desde arriba a favor de los pueblos indígenas.
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de Robinson Salazar
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