?¡Qué hermosa es, qué notablemente bella! ¡Vareñka! ?llamó
Kitty?. ¿Estaréis en el bosque del molino? Iremos allí luego...
?Olvidas tu estado por completo, Kitty ?dijo la anciana
princesa cruzando la puerta con precipitación?. ¡No grites tanto!
Vareñka, al oír la voz de Kitty y la reprensión de la madre, se
acercó rápidamente a aquélla. La ligereza de sus movimientos, los colores que
cubrían su animado rostro, todo denotaba en ella un estado de espíritu
excepcional.
Kitty, que sabía bien la causa de ello y lo observaba con
interés, no la había llamado ahora sino para bendecirla mentalmente por el
importante hecho que, a su juicio, debía suceder hoy, después de comer, en el
bosque.
Le dijo, pues, en voz baja:
?Vareñka, sería muy feliz si sucediera una cosa.
?¿Vendrá usted con nosotros? ?dijo Vareñka a Levin, conmovida y
fingiendo no haber oído a Kitty.
?Iré hasta la era y me quedaré allí.
?¿Para qué necesitas ir a la era? ?preguntó su mujer.
?Para ver los furgones nuevos y revisarlos ?dijo Levin?. Y tú,
Kitty, ¿dónde estarás?
?En la terraza.