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Gorgojos y buprestos, arañas de bellos dibujos y falangios de las formas más caprichosas animan la maleza, la corteza de los árboles viejos o las ruinas abandonadas. Durante la temporada de floración el Senhor Nogueira había recolectado varios centenares de hermosos carábidos que puso en nuestras manos con gran generosidad. El Sertáo es extraordinariamente rico en las más variadas clases de abejas que anidan, parte en los árboles y parte en la tierra. Su producción de miel y cera es tan importante que ciertos sertanejos viven exclusivamente del negocio de su recolección. La cera virgen de la mayoría de las especies es de una coloración negruzca, agradable fragancia balsámica y muy tenida en cuenta por los médicos brasileños para su empleo en ungüentos y emplastos. La libra cuesta en el Sertáci de dos a seis vintems (seis a dieciocho céntimos). En cambio, son muy diferentes las clases de miel. Algunas son verdaderos tóxicos como por ejemplo la miel verde de las munbubinha de intenso efecto catártico. Los sertanejos advierten además que la miel de una y la misma especie apícola puede ser perjudicial o inocua según las distintas estaciones en que florecen determinadas plantas. Se consideran buenas plantas melíferas las palmeras, cuyas panojas abiertas atraen a menudo tollo un enjambre por su perfume penetrante, las bignonias, los jacarandáes, las pequeñas plantas de flores compuestas de los campos, las Curatella Sambaiba St. Hill y los mirtos de los taboleiros. En cambio, las malpighias y banisterias, el árbol tinghi, las saponáceas, paulinias y securidáceas transmitirían a la miel cualidades nocivas y no favorecerían la formación de la cera. Los sertanejos jataí, llaman a la mejor especie de abejas, la laboriosa pora. junto a semejante riqueza de insectos, se dan también ponzoñosos miriápidos, escorpiones y arañas, y se ha observado que la intensidad del veneno es a veces mayor en el Sertáo que en la meseta de Minas. No son raros los casos en que la picadura de un escorpión ha sido letal, y debimos hacer un precepto de la tarea de revisar cuidadosamente las prendas limpias y las botas antes de usarlas y sacudir el lecho para ahuyentar a los peligrosos huéspedes antes de acostarnos. Muchas veces, al abrir una valija nos salió al encuentro una escolopendra de exagerada longitud. |
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Consiga En el Sertão de Karl Friedrich Philipp Von Martius en esta página.
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