UNIR LOS PUNTOS Y HABLAR EN PÚBLICO
Todos hemos jugado alguna vez a unir los puntos, ese pasatiempo que consiste en ir trazando líneas entre distintos puntos de una página hasta formar una figura que era invisible antes de que la definiéramos mediante los trazos de nuestro lápiz.
Sin importar de qué figura se trate (el ratón Mickey, un globo aerostático, una flor, una cara sonriente) en cualquier caso el efecto es sorprendente. La imagen estaba allí desde el comienzo. En realidad la imagen no necesita de nosotros para existir, somos nosotros quienes necesitamos conectar los puntos para poder verla.
Ese pasatiempo infantil contiene una metáfora poderosa.
Imaginemos un ejemplo: el de un estudiante pobre que se ve obligado a abandonar sus estudios universitarios por falta de recursos. Ha hecho todo lo posible para no tener que tomar esa decisión: se propuso ganar algo de dinero extra reciclando botellas como los cartoneros que vemos deambular cuando cae la noche sobre la calle Corrientes; para ahorrar otro tanto duerme en el piso de la habitación de un amigo, hace largas caminatas para economizar hasta los pocos centavos que cuesta el autobús… Pero pese a todos estos esfuerzos no logra evitar lo inevitable: llega el momento de abandonar los estudios.