Capítulo primero
EMMA WOODHOUSE, bella, inteligente y rica, con una familia
acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de
la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la
afligiera o la enojase.
Era la menor de las dos hijas de un padre muy cariñoso e
indulgente y, como consecuencia de la boda de su hermana, desde muy joven había
tenido que hacer de ama de casa. Hacía ya demasiado tiempo que su madre había
muerto para que ella conservase algo más que un confuso recuerdo de sus
caricias, y había ocupado su lugar una institutriz, mujer de gran corazón, que
se había hecho querer casi como una madre.